E
l secretario del Tesoro norteamericano, John Snow, calificó como “un hito importante” el nivel de adhesión alcanzado -del 76,07%- en la reestructuración, en el marco de un país avocado a “lograr un crecimiento sostenido de su economía”.El funcionario se refirió a la Argentina a dos días de haber recibido al ministro Roberto Lavagna y de haber compartido, de primera mano, los datos que avalan la aceptación al canje anunciada la semana pasada. Luego de esa reunión, el vocero del Tesoro realizó algunas declaraciones, sin dar muchos detalles.
Si bien reconoció el éxito del canje, Snow no olvidó recalcar que “aún hay bonistas con los que hay que negociar”. Se refirió así a los poco más de u$s20.000 M que no ingresaron en la operatoria. La problemática de los denominados holdouts fue el gran tema de discusión durante la gira realizada el fin de semana pasado por el equipo económico.
No sólo fue planteado por el gobierno norteamericano, sino también por el organismo que conduce Rodrigo Rato. De todas maneras, la postura del Gobierno -por el momento, muy firme- es no reabrir el proceso y considerar esa deuda no canjeada como indefinidamente en default.
El titular del Tesoro también le pidió a la Argentina que continúe con lo cambios estructurales comprometidos. “Los urgimos a continuar en el camino de las reformas que se han comprometido”, entre las que se encuentra la renegociación de los contratos con las empresas de servicios públicos y la consecuente actualización tarifaria.
Snow se refirió a las reformas que el Gobierno se comprometió a llevar a cabo en el acuerdo firmado con el FMI, muchas de las cuales, como la renegociación de contratos, el presidente Néstor Kirchner está dispuesto a realizar, pero muchas otras que el Gobierno no quiere asumir el compromiso de llevar a cabo.
Tal sería el caso, por ejemplo, de la reducción de las retenciones o la sanción de una nueva Ley de Coparticipación Federal, o de una amplia reforma financiera.
El Gobierno no quiere pactar con el Fondo metas cualitativas, sino que apuntará a negociar metas cuantitativas como las monetarias y fiscales, que en el 2004 fueron sobrecumplidas.