N
o hizo falta que la oposición tome la suba del costo de vida como bandera. Ayer por la mañana Néstor Kirchner citó en su despacho a Alberto Fernández, Roberto Lavagna y Carlos Tomada para diseñar una corsé que contenga los índices de precios.La reunión duró dos horas y decidieron poner paños fríos sobre cualquier ajuste salarial, además de desactivar la suba generalizada de 10% que se había barajado para los tres millones de jubilados. La inflación de este mes, que en quince días habría arrojado 1,2%, finalmente lo echó a perder.
En la Casa Rosada aseguran que un índice alto no es ninguna catástrofe, pero creen que genera expectativas inflacionarias que ahora buscan quebrar. Allí dicen que ninguna de las iniciativas es la panacea, pero que están preparados a dar batalla. Por lo que supo Clarín de dos fuentes del Gobierno, la estrategia consiste en:
Frenar ajustes salariales desde el sector público.
Seguir de cerca las negociaciones salariales del ámbito privado.
En el caso de aquellos sectores que hayan pactado aumentos de peso a sus trabajadores, los ayudarán por el lado de otros costos, para aliviar y evitar que se trasladen esos retoques salariales a los precios.
Ampliar los acuerdos de precios que no sólo involucren a productos sensibles como la carne, el pollo, la leche, el pan y la harina.
La idea es que a medida que se enfríen los reacomodamientos salariales y se amplíen los acuerdos de precios se podrá combatir un índice de costo de vida que acumula 6,1% hasta junio, lo mismo que en todo 2004. Aunque, para algunos expertos, la estrategia puede generar más daños que beneficios. "La inflación es fruto de una visible mejora de la demanda que no fue acompañada por inversiones. No están atacando el centro del problema", deslizaron evitando dar sus nombres .
En cuanto a los ajustes de salarios, en el universo privado hay dos sectores en plena negociación: la carne y el gremio de sanidad. El caso de la carne es auditado por el Ministerio de Trabajo ya que el sindicato habría solicitado una suba de 40%. Por lo que atañe al sector público, también tienen en la mira la marcha de algunas paritarias como las que llevan adelante los empleados de la AFIP, del INTI y del INTA.
La estrategia que se decidió ayer por la mañana en la Rosada muestra que la evolución del costo de vida preocupa en el máximo nivel político. Y curiosamente, Kirchner, que había arrancado la campaña haciendo eje en la mejora en la distribución del ingreso, optó por congelar el tema salarial, al menos por ahora. En ese sentido, avaló la postura de Lavagna, de monitorear salarios. Hace una semana, el ministro de Economía había sido criticado por Tomada por entender que estaba abarcando un área que no le competía. Lavagna también fue enfrentado por Hugo Moyano, flamante conductor de la CGT.
Pero la inflación de julio, que de acuerdo a economistas que hacen proyecciones para el Banco central, superaría el 1%; borró todas las diferencias al interior del Gobierno.
El temor es que en un país con una larga tradición de remarcaciones de precios, el costo de vida termine opacando el conjunto de la gestión. (Clarín)