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ntes, el presidente Néstor Kirchner le había puesto la firma al decreto 383 que reglamenta la ley 25.854, de diciembre de 2003, que creó este llamado "Registro único de aspirantes a guarda con fines adoptivos". En suma, por este decreto en 90 días entrará en vigencia la primera base de datos que intenta ser nacional con un doble objetivo: evitarle a los aspirantes que tengan que inscribirse en múltiples registros para acceder a la adopción de un menor y brindarle a los jueces y a los organismos oficiales que tienen a su cargo estos trámites "una lista centralizada, íntegra y segura de aspirantes", según sostiene la norma.

Hasta ahora el panorama nacional es disímil. "La mayoría de las provincias tienen registros únicos de aspirantes y en las que no, la inscripción debe realizarse en los juzgados. Al no haber hasta ahora una lista única, la pareja que quería adoptar, para tener más chances, tenía que anotarse en la mayor cantidad de registros y juzgados del país", explicó el flamante director del Registro Unico, Luis Leiva Fernández. Y agregó: "Este sistema acaba con este doloroso peregrinaje porque una sola inscripción va a servir para todo el país. Y apunta a lo principal, el bienestar del niño, porque un juez con una mayor cantidad de aspirantes podrá elegir al mejor candidato para un chico determinado".

El sistema también arrimaría una respuesta al interrogante acerca de cuántos argentinos aspiran a adoptar un chico. "No hay cifras justamente porque no hay una base de datos unificada y esto es lo que procura remediar el registro", dijo Rosatti en conferencia de prensa. A modo de ejemplo, el registro único de la provincia de Buenos Aires mantiene, en promedio, una inscripción de entre 500 y 700 parejas y en el de la Ciudad de Buenos Aires —según datos de 2004— se anotaban cada año unas 300.

La pregunta que va a seguir sin respuesta es cuántos chicos están en condiciones de ser adoptados, porque la tarea del Registro Unico será la de centralizar la información enviada por las jurisdicciones que decidan sumarse y con ella confeccionar cuatro nóminas: de aspirantes admitidos, de aspirantes rechazados, de chicos dados en guarda y los dados en adopción.

Este Registro va a ser publicitado en Internet y mediante un password sólo los jueces y los miembros del Ministerio Público (fiscales y asesores de menores) podrán acceder a la información. Los aspirantes, por ejemplo, sólo podrán tomar contacto con su legajo y la nómina de chicos adoptados tiene la finalidad de que ellos, después de cumplidos los 18 años, puedan conocer su origen, vía autorización judicial. "Para mantener la reserva —dijo Leiva Fernández— estamos desarrollando un programa informático".

Si este Registro aspira a tener un verdadero carácter nacional —tema que descuentan los funcionarios— deberá contar con la adhesión de las provincias. "En las que adhieran —explicó Leiva Fernández— los jueces no van a poder dar chicos en adopción a un aspirante que este fuera de la lista única y, además, deberán darle cierta prioridad a los 10 más antiguos. En las no adherentes el sistema sigue como hasta ahora, pero las chances de los postulantes serán menores". En este caso, las parejas podrán anotarse en otra provincia que sí se haya sumado al Registro.

También aclaró que este registro único no aspira a ser más que una gran pantalla de lo que sucede en los registros locales. "Se conserva el federalismo —dijo el funcionario— porque serán las provincias las que sigan aceptando rechazando al candidato."