L
a participación de los editores chilenos en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires de este año podrá ser calificada sin exageración de paradigmática. El evento de divulgación y comercialización se transformó casi en un accidente diplomático a raíz de la distribución de una folletería por parte de Cámara Chilena del Libro de un mapa donde al país trasandino se le incorporó erróneamente el territorio argentino de Tierra de Fuego.El incidente causó mayor estupor cuando se conoció que las autoridades del gobierno trasandino realizan conjuntamente el programa cultural con anticipación con la Cámara Chilena del Libro. Así las actividades para esta edición de la feria cuentan con actos en conmemoración del aniversario del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a la gran poetisa Gabriela Mistral, además de un cronograma de actividades programadas en el marco del Día de Chile, con la participación de destacados escritores de ese país.
Ante las quejas del público argentino recién el lunes por la noche se comenzó a retirar la documentación falsa, sin embargo, el material propagandístico se estaba repartiendo desde el inicio de la feria el pasado 18 de abril.
Las autoridades de la embajada chilena en Buenos Aires reaccionaron con preocupación por el affaire de los editores. La agregada cultural, Catalina Parra, intervino personalmente en el problema. Sin embargo, ayer no se produjo ningún comunicado de la sede diplomática aclarando sobre el incidente que naturalmente causó mucha indignación cuando la noticia se divulgó entre los stands de la feria.
Llamado
La funcionaria chilena del área cultural fue la responsable de dialogar con los editores y cerciorarse mediante un llamado telefónico realizado ayer por la mañana de que los folletos con el mapa apócrifo hubieran sido retirados totalmente de la circulación del ámbito de la feria.
Por su parte, el jefe de Exportación de la Cámara Chilena del Libro, Ricardo Berardi, en diálogo con Infobae, culpó del error del folleto en forma de tríptico “a una diseñadora” e invitó a examinar la bibliografía y las guías turísticas que se venden en el lugar para demostrar que otras publicaciones no poseen mapas de Chile con errores similares.
“Destruí todo”, aseguró Berardi después del bochorno.