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No soy abortista, no estoy persiguiendo a las mujeres en la calle para que vayan a abortar, quisiera que nadie tenga que ir a un aborto porque es un trauma muy grande. Lo que quiero es que no sigan muriendo las chicas pobres por estar embarazadas, que se hacen un aborto clandestino en las peores condiciones', dijo la ministra en un reportaje.'Hay que educar para que no haya abortos no queridos, y cuando no hay otra salida, que se pueda hacer en las mejores condiciones', consideró la ministra, una posición que ya había manifestado antes de asumir y que generó una seria polémica y el rechazo de distintos sectores a su postulación.
La ministra, para justificar su posición, dijo que 'a una chica violada, a la que no dejan abortar, o que tiene que abortar en situación de peligro para su vida, tener esa criatura es condenarla'.
Sobre su ateísmo, aclaró que cuando fue postulada contestó que era una 'atea militante', porque 'esta soy yo y así soy'.
'Lo volvería a hacer. Si uno no habla de determinadas cosas, el debate no se instala nunca y hay debates que esta sociedad tiene que dar', consideró, en un reportaje publicado por el diario Clarín.