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"Hay 14 millones de pobres; 6 de cada 10 chicos están en situación de pobreza. Esta es una hipoteca fuerte para los argentinos. Si bien hay cifras de que ha habido mayor empleabilidad y crecimiento, estamos todavía en niveles altos y hay que seguir trabajando", sostuvo Casaretto en una entrevista con la agencia Télam, y agregó: "sobre cada argentino pende una hipoteca social".

Para el titular de Cáritas, "todavía no es hora de que terminemos con los planes sociales" pues consideró que "aún son necesarios", y afirmó que "se debe encontrar una salida laboral más fuerte, o que haya una contraprestación educativa" para los beneficiarios de esos programas.

En cuanto a la idea del gobierno nacional de reformular los planes Jefes y Jefas de Hogar para integrarlos al Plan Familia, el obispo consideró que "es buena la intención" y remarcó que Cáritas, junto a otras organizaciones, intenta desde el Consejo Consultivo Nacional "controlar la gestión de los planes y hacer aportes para mejorarlos".

Planes politizados

En tanto, remarcó que aún sigue creyendo que existe un "uso político" de los planes sociales. "Erradicar totalmente la cultura del clientelismo es difícil", consideró el obispo de San Isidro.

"En algunas provincias y municipios está tan fortalecida esa cultura que es muy difícil erradicarla, pero vamos avanzando. Se están creando los consejos consultivos en cada municipio y este es un paso importante para transparentar su uso", explicó durante la entrevista.

Explicó, asimismo, que Cáritas viene trabajando "muy bien" con los ministerios de Desarrollo Social y de Infraestructura en diversos programas y subsidios, que "debemos rendir puntualmente sobre cómo los usamos" y remarcó que en área social "el diálogo con el gobierno es bueno y la colaboración también".

En cuanto a la relación en general con el Ejecutivo, el prelado dijo que la Iglesia "tiene libertad para llevar adelante su tarea evangelizadora y nos guíamos con autonomía" y señaló que "la resolución de conflictos se da a través del diálogo, que es es el gran camino; siempre se puede crecer en el diálogo".

El gobierno de Néstor Kirchner viene de mantener varios cruces con algunos representantes de la Iglesia, luego de que decidiera el desplazamiento de monseñor Antonio Baseotto como obispo castrense por el contenido de una carta que le envió al ministro de Salud, Ginés González García.

Luego, algunos funcionarios se cruzaron con el titular de la Pastoral Social, Carmelo Giaquinta, que hizo una dura crítica a la situación social en unas jornadas en Mar del Plata. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, respondió que algunos obispos "sólo son diagnosticadores" y que "les cuesta agarrar el remo".

¿Cómo tomó esas declaraciones?, le preguntó Télam a Casaretto. "Trato de no ser sensible a las críticas y seguir haciendo mi trabajo. No reparo mucho en opiniones, pero no es que esté contento ni conforme", respondió.

Finalmente, al referirse a la colecta anual de Cáritas -que se realizará el domingo 12-, Casaretto dijo que espera "superar las mesetas en las cuales entran las colectas, ya que se está lejos de tener un nivel de respuesta como el de Europa".

Según las estadísticas de Cáritas, la recaudación total de la colecta de 2004 significó una donación per capita de 12 centavos, mientras que en el Viejo Continente esa cifra llega a un euro y medio por persona. No obstante, para Casaretto "la solidaridad en el país es creciente, aunque todavía estamos lejos de ser una sociedad inclusiva".