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En la bóveda el magistrado ordenó al personal de Gendarmería, que lo asistió en la inspección, que procediera a la apertura de una caja de seguridad con elementos tales como ``destornilladores y martillos´´ de gran tamaño.

Como consecuencia de esa reconstrucción los investigadores arribaron a la conclusión de que el robo pudo haberse realizado durante un fin de semana o fuera del horario de atención al público, cuando es escaso el personal que permanece en la entidad.

Es que la apertura del cofre permitió corroborar ``que es casi imposible no escuchar el ruido que provoca forzar la caja de seguridad´´, puesto que los golpes ``se escuchaban casi a cien metros´´ debido a que la acústica del lugar favorece la audición.

El fiscal Cearras calificó la medida como ``muy positiva´´ y explicó que la misma se dispuso para que pudieran tener ``una idea de cómo fueron las cosas´´.

El juez Oyarbide fue asistido por personal de Gendarmería porque la actuación de la Policía Federal en el hecho aún está en tela de juicio.

También participaron de la tarea peritos especializados en planimetría, en rastros y huellas y expertos cerrajeros.

Esta pericia judicial provocó algunas protestas de los clientes del banco, dado que algunos sectores del mismo estuvieron cerrados para dicho fin.

Oyarbide explicó, en un breve encuentro con la prensa, que había ido al banco para que le den ``todas las explicaciones sobre cómo pudo ocurrir este caso´´.

Lo que sí se había determinado, y Oyarbide ya tenía conocimiento, era que las cámaras de video de la seguridad no registraron algunas horas, dado que, según se explicó, las mismas se apagan por las noches, debido a la escasa visibilidad.

Otra de las vertientes de investigación que maneja la justicia está ligada al patrimonio de algunos de los empleados, afectados directamente al sector en donde se cometió el robo, dado que se estima que alguien de ``adentro´´ del banco pudo haber tenido relación con los saqueos.

En principio la justicia realiza las investigaciones por la denuncia del robo de cinco cajas de seguridad, en algunas de las cuales había 200 mil dólares, 40 mil euros y valiosas alhajas, aunque todavía no se sabe a ciencia cierta qué cantidad de bienes fueron robados.