Domingo 03 de julio de 2005
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Política
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La historia secreta de la ruptura en el PJ
De golpe, Eduardo Duhalde subió el tono de voz. “Mirá, yo soy un profesional de la política, así que a mí no me tomes por tonto”, dijo. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que hacía un mes negociaba con el ex presidente un acuerdo,...

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os días después la negociación fue retomada, ya sin el ex presidente en persona, a través de sus emisarios, aunque él siguió por teléfono cada minuto de las conversaciones, y muchos creyeron que el acuerdo ahora sí estaba cerca. Sin embargo, a las 48 horas, el miércoles 29, se rompería todo.

Ya la conversación del sábado anterior entre Duhalde y el jefe de Gabinete había empezado mal. Duhalde llamó a Fernández y le hizo un reclamo. “Escuchá, ¿qué problema tenés en arreglar las listas?”, empezó el ex presidente. Se refería a las listas provinciales, donde el duhaldismo quería asegurarse la mayoría y el Gobierno buscaba obtener un tercio para Felipe Solá como garantía de gobernabilidad. “No podemos avanzar si Chiche (Hilda Duhalde) sigue siendo candidata posible”, respondió el funcionario. “Yo a Chiche no la saco hasta que se arreglen las listas”, cortó en seco Duhalde.

Fueron días de máxima tensión en la cima del poder. La historia secreta de la pelea Kirchner-Duhalde con distintas fuentes que fueron testigos de lo que amenaza con ser el final de una alianza política que duró dos años.

Hace más de un mes que el ex presidente y el jefe de Gabinete, el funcionario de máxima confianza de Kirchner y el más acuerdista del Gobierno, intentaban definir la complicada situación en la provincia. Los hombres de Duhalde aseguran que, desde el inicio, la propuesta del Gobierno fue siempre igual: lugares en las listas nacionales para ellos y una promesa de respetar la mayoría de las candidaturas provinciales para el duhaldismo. Esto último era de vital importancia para el ex presidente.

Los que negociaron por Kirchner sostienen lo contrario: siempre avisaron que el Presidente se reservaría la definición de las listas nacionales por la provincia de Buenos Aires. Y era innegociable la participación de Solá, un hombre que hace siete meses decidió jugar sólo con el Presidente.

"Quiero garantías"

"Yo quiero garantías para mis hombres y no quiero un trato igualitario con Solá", advirtió Duhalde hace más de un mes. "No es un problema de igualdad; acá importa la gobernabilidad, pero en pos de eso no vamos a arriesgar la gobernabilidad de la provincia", dijo el jefe de Gabinete. Duhalde prometía que no complicaría el gobierno de Solá.

El ex presidente comenzaba así una negociación que sólo delegó en tres hombres: los intendentes Hugo Curto y Juan José Mussi y el jefe del bloque de diputados del PJ, José María Díaz Bancalari. Duhalde habría aceptado que Kirchner resolviera la lista nacional, pero pedía cuatro lugares, según el Gobierno, y nueve era lo que le habían prometido, según el duhaldismo.

Un día antes de la última conversación entre Duhalde y Alberto Fernández, Díaz Bancalari había recibido una amenaza del Gobierno. "¿Sabés qué? No nos esforcemos más. No se puede avanzar en estas condiciones", le dijo el negociador kirchnerista.

El lunes siguiente, el diputado volvió a llamar a Alberto Fernández. "Tengo una propuesta", lo sorprendió. Y llevó una especie de acta-acuerdo con la aceptación de la candidatura de Cristina Kirchner y un reparto provincial que incluía al sector de Solá.

La orden de Kirchner fue convocar a ambos sectores y el martes comenzaron los contactos entre los hombres de Duhalde (Díaz Bancalari, Mussi y Curto) y los del Gobierno (los intendentes Julio Pereyra, Alberto Descalzo y Alberto Balestrini). "Me reservo el derecho al veto", dijo el Presidente.

El miércoles último, la reunión fue en el despacho del jefe de Gabinete y se hizo al mediodía. Hasta los duhaldistas admiten que había clima de acuerdo. De pronto, Mussi salió del despacho para atender el celular. Era Duhalde. El intendente volvió serio. "Hablemos ahora de los diputados nacionales. Queremos nueve", dijo. Todos los presentes enmudecieron. "¿Qué? Eso arreglé con Duhalde que no se discutía ahora y que el Presidente decidía después", contestó Fernández. Díaz Bancalari no hablaba.

"Hagan lo que quieran, acá se termina la reunión", dijo Fernández. Mussi recibió otra llamada y cuando le contó a Duhalde que no les daban los lugares prometidos, el ex presidente fue directo: "Váyanse de ahí ahora mismo". Algunas fuentes aseguran que Díaz Bancalari se descompuso. Otros hasta cuentan que Curto se cruzó duro con Duhalde porque creían tenerlo arreglado todo. "No me interesa lo que proponen -le habría dicho Duhalde-. Mirá, acá el que los mandó a negociar soy yo y ustedes me tienen que obedecer. Levanten la reunión."

Horas más tarde, en el mismo despacho, cuando estaban Solá, Aníbal y Alberto Fernández y José Pampuro, Kirchner entró furioso y dijo: "Vieron que nos iba a traicionar. Estoy harto. ¡Vamos a la pelea y voy a ganar!" Hubo hasta una mirada de reproche a Alberto Fernández, que impulsaba el acuerdo.

Para Kirchner, su antecesor había roto las negociaciones, pese a que el Presidente las había impulsado hasta el final por una razón: la inquietud por la gobernabilidad que genera la pelea. En el duhaldismo había desconcierto. Duhalde no hablaba casi con nadie.

Al otro día, el jueves 30, se empezaron a armar contra reloj las listas provinciales por separado. Sobre el atardecer, Duhalde llegó a la sede del consejo provincial del PJ, en Avenida de Mayo al 800, y se reunió con los jefes territoriales. Había tomado la decisión en soledad. Lo miró a Díaz Bancalari y le dijo: "Sos el candidato para acompañar a Chiche". Díaz Bancalari se puso pálido, exageró uno de los presentes.

Al rato, la noticia llegó a las redacciones en forma extraoficial. Jorge Villaverde (primer candidato a diputado nacional por el PJ) se enteró por la radio en La Matanza de la decisión de Duhalde. "Felicitaciones", le habría dicho un conocido por teléfono. Hasta hoy sostiene que él nunca vio una lista.

En un hotel porteño, a esa hora, estaban reunidos dirigentes de la tercera sección electoral. El desconcierto era total. Duhalde, muy seguro, se fue a su casa.

Después, entre los duhaldistas hubo silencio. Uno de ellos estaba ayer casi sin voz por la tensión vivida.

Díaz Bancalari habló anteayer con Alberto Fernández. "Así que sos candidato", le dijo el funcionario. "¿Qué querés que haga? Soy un soldado", se excusó. "No, sos el presidente del PJ bonaerense y podés hacer otra cosa", insistió Fernández. Pero el diputado había tomado la decisión fundamental hacía semanas: pese a haberse ganado la confianza de Kirchner, si Duhalde rompía, él iba a "morir" con él.

Ayer creció el vacío entre los hombres con más poder en el PJ. Muy cerca de Duhalde aseguraban que su estrategia fue siempre presionar hasta el límite y armar una estructura para competir con el sello del PJ. Así podría forzar una negociación amparada en ese poder.

Para el Presidente, la situación está terminada. Siente que hizo un esfuerzo para sostener un acuerdo con Duhalde, pero que éste le proponía la vieja práctica política y él quería cambiar. Hasta dicen cerca de él que Duhalde llegó hace más de un mes a proponer ir con dos listas para que el PJ obtenga tres senadores y que el mensaje fue claro: eso era un fraude y que, si iban solos, el duhaldismo sería entonces "oposición".

Dicen que Kirchner hoy está dolido. El ex presidente hace tiempo que se siente humillado por su sucesor. El también está dolido. (Fuente: La Nación)

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