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En ese sentido, el ex mandatario aseveró, en un reportaje publicado hoy por el diario El Cronista, que si bien ante esas dos posibilidades no se pondría en juego la estabilidad del país, 'sería más difícil la gobernabilidad'.

También señaló que le gustaría sentarse a discutir con el actual gobierno para 'definir puntos de políticas de Estado, como la necesidad de trabajar todos unidos para recuperar la capacidad de decisión, ante los inconvenientes internos y externos'.

Por otra parte, dijo que 'ya vendrán presiones, como las del FMI, que ya no exige la privatización de los bancos, pero sí la flotación libre de dólar', y opinó que eso haría que la moneda norteamericana vaya hacia la baja, lo cual sería 'una catástrofe para la economía argentina'.

'No se podrían exportar manufacturas, bajaría la rentabilidad del campo y no se podrían aplicar las retenciones, por lo cual se desfinanciaría el Fisco', enfatizó Alfonsín haciendo referencia a ese escenario.

Cuando le preguntaron qué espera de la Argentina de comienzos de siglo XXI, Alfonsín respondió: 'Que aumente la calidad institucional; sería fundamental. Que el Congreso tenga la actitud que tiene que asumir, que no haya delegación de facultades, como se hizo al jefe de Gabinete en materia de presupuesto, que se dialogue, que sepamos distinguir la paja del trigo, que sepamos que no es posible hacer una oposición vinculada a la voluntad de fracaso del gobierno para poder llegar al poder.

En ese marco, dijo que en la actualidad 'falta reconocer la misma dignidad a Gobierno que a la oposición'.

'Aquí hay una negativa al diálogo por parte del Gobierno, que reclamo permanentemente. Y no es que esté buscándolo con el radicalismo tan solo. Tiene que haberlo también con los otros partidos, para definir comunes denominadores que nos permitan resistir, con mayor vigor o fuerza, las presiones que sin dudas vamos a recibir', remarcó.