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Una curiosidad: Ginzo despotricó contra Néstor Kirchner desde el escenario, mientras Moine saludaba a los participantes desde la vereda, demostrando su decisión de mantenerse dentro de la UCR. Una escena que grafica la situación paradójica de un partido donde sus autoridades formales se paran en la oposición más férrea y buena parte de quienes tienen funciones ejecutivas patean a favor de Kirchner.

"Es el chantaje de la chequera", denunció el jefe del comité local, en referencia a lo que entiende como motivo excluyente de seducción del Presidente hacia funcionarios de la oposición .

Y consiguió el asentimiento de sus compañeros de panel: el presidente de la Convención Nacional, Adolfo Stubrin; el ex ministro de Trabajo, Juan Manuel Casella, y el ex gobernador de Río Negro, Osvaldo Alvarez Guerrero. Alegando motivos "personales" no asistieron el titular del Comité Nacional, Roberto Iglesias; la secretaria general, Margarita Stolbizer, y el jefe del comité bonaerense, Carlos Gorosito.

Los ejes de la discusión entre los disertantes y el público —donde predominaron legisladores, intendentes y concejales de la provincia— consistieron en explorar antídotos a la dispersión partidaria y en armar una estrategia opositora para el 2007.

La primera —y tal vez única— coincidencia fue la de reinsertar al partido en la sociedad mediante un proyecto alternativo que se plantee una urgente solución a la desigualdad social. "El aumento de la brecha entre ricos y pobres es el gran problema del momento y debemos fijar la idea de que si no se resuelve pondrá en riesgo las libertades y la democracia, que siempre fueron los temas que nos identificaron como partido", dijo Casella.

En cambio, las diferentes coloraturas del pincel radical se hicieron ver a la hora de enfocar la estrategia para las presidenciales de 2007 y la actitud frente a los rebeldes que quieren abrazarse al kirchnerismo. Stubrin fue el que planteó las posturas más estrictas: apoyó la decisión del Comité Nacional de pedir —hasta ahora infructuosamente— la expulsión de 5 diputados de provincias radicales que votaron proyectos oficialistas y se opuso a abrir conversaciones con otras fuerzas mientras la UCR no deje de mostrarse como "un partido débil".

Casella fue el más permeable a negociar con sectores de centroizquierda el armado de un frente. Aunque se diferenció de la propuesta que Stolbizer transmitió a través de una entrevista con Clarín, de impulsar una fórmula encabezada por el socialista Hermes Binner, acompañado de Elisa Carrió. Para Alvarez Guerrero la prioridad pasa por "disciplinar al partido en torno a una propuesta progresista y sólida", pero sin aplicar mano dura a gobernadores e intendentes díscolos.

El debate en la UCR no se detiene. Un grupo de díscolos se sumó a Compromiso K, y Stolbizer hará en dos semanas un debate con dirigentes del socialismo, la CTA y el intendente de Morón, Martín Sabbatella. (Clarín)