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na mujer de 30 años fue detenida el fin de semana en el centro de Paraná luego de que se la relacionara directamente con una serie de amenazas y extorsiones de la que era víctima un hombre de 80 años –empreasario ganadero– el cual desde hacía varios días era objeto de llamadas telefónicas intimidatorias.
Se supo que el octogenario, cansado de la presión y aparente veracidad de las amenazas, dio aviso a la Policía para tratar de neutralizar la extorsión que lo estaba afectando emocionalmente, ya que se le advertía que si no entregaba 30.000 pesos, asesinarían a sus dos hijos.
El empresario quedó impactado por el nivel de conocimiento e información que tenía el hombre autor de los llamados telefónicos extorsivos. Estaba al tanto del movimiento interno de la familia y de los pasos que daban, sobre todo de sus hijos.
Por esta situación, la Justicia de Instrucción en turno, dispuso que personal de la División Investigaciones realizara distintas tareas de inteligencia y procedimientos a fin de tratar de ubicar a los autores de las amenazas y extorsiones.
Con los recaudos legales se interceptaron llamadas telefónicas y de ese modo se pudo ubicar al hombre que efectuaba los llamados, sin embargo, los investigadores optaron por recomendarle al empresario seguir adelante con la negociación y concertar la entrega del dinero en lugar y horario a determinar. De ese modo, el operativo policial tendría más posibilidades de lograr la aprehensión de los extorsionistas.
Los investigadores planificaron la interceptación, que determinó la localización en el lugar especificado de una mujer de 30 años.
El encuentro fue fijado en la tarde del sábado en la Plaza 1º de Mayo, y luego que el empresario dejara el paquete con dinero en un cesto de basura, se observó cómo la mujer pasó a los pocos minutos a retirarlo, por lo que tras una corta persecución, finalmente fue detenida por los investigadores de civil apostados.
Al verse comprometida por las pruebas recolectadas en su contra y la contundencia de los elementos obrantes en la causa, la mujer no tuvo otra alternativa que confesar que fue la autora intelectural del hecho.
Los motivos que llevaron a emprender la extorsión no están del todo claros, pero se estableció que la detenida pudo haber mantenido, un par de años atrás, algún tipo de relación amorosa con el empresario que debió cortarse abruptamente por motivos que no forman parte de la investigación.
Más allá de esto, el juez Gustavo Maldonado dispuso imputar a la mujer por el delito de Extorsión y amenazas, en tanto que el personal de la Dirección de Investigaciones ya tenía ubicado al compañero que ayudaba a la mujer a realizar las llamadas telefónicas y aprietes al empresario ganadero. El sospechoso en cuestión ya cuenta con antecedentes en este tipo de ilícitos.
Tras estar dos días a disposición de la Justicia entrerriana, la mujer imputada recobró la libertad al aguardo del avance de la causa judicial y del seguro envío del expediente para debatirse en un juicio oral y público.
(Uno)
