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asadas las 20, y tras dos horas de acción, se realizó en la tarde de ayer la reconstrucción de la balacera por error en el cruce de avenida Circunvalación y Churruarín. Finalizado el procedimiento los abogados, que se mostraron escuetos en sus comentarios, brindaron diferentes sensaciones sobre el balance de la jornada en la causa que ha producido un verdadero estado deliberativo en la Policía.
Nueve policías se encuentran imputados de Tentativa de Homicidio en la causa que se investiga la balacera por error ocurrida el 6 a la madrugada contra un grupo de seis jóvenes que se trasladaban en un Gol rojo. En esa circunstancia los policías confundieron el rodado con el auto de los delincuentes que habían asaltado el restaurante Rancho Grande ubicado en el Acceso Norte de Paraná. El Gol fue objeto de varios disparos de arma de fuego, de los cuales 16 quedaron estampados en sus chapas.
La jueza Marcela Badano ordenó en la tarde de ayer que un número cercano a los 50 policías se desplegaran en todas las esquinas lidantes a Churruarín y Circunvalación y procedieran a cerrar los ingresos, evitando la llegada de curiosos y periodistas.
A lo lejos se vio cómo se colocaron dos móviles policiales del Comando Radioeléctrico, el Gol baleado y el Renault 18 perteneciente a la División Homicidios. Un dato no menor, a la reconstrucción no asistió ninguno de los nueve policías acusados. Sus abogados defensores optaron por recomendar esta estrategia. En el lugar sí estuvieron presentes cuatro de las seis víctimas quienes relataron a la magistrada y las partes cómo habrían sucedido los hechos.
La jueza no dejó detalles sin apuntar y esto determinó que los rodados fueran movidos en varias oportunidades sobre la cinta asfáltica, lindante a las obras viales que desde hace una década esperan terminación.
Entrada la noche el frío se hizo presente y el aspecto climático fue quebrado por el sonido agudo de las sirenas de los móviles policiales. Se entendió que Badano trataba de saber si las víctimas confirmaron si las patrullas de la Policía estaban encendidas y a qué distancia se podría escuchar el ulular.
El director de Operaciones, José Luis Schmunk, fue la máxima autoridad policial presente de modo de prestar la colaboración necesaria al procedimiento ordenado por la jueza.
Aclaraciones
Más allá de la reconstrucción, en los pasillos de Tribunales se da por hecho que Badano avanzará hasta las últimas consencuencias, no sólo buscando la responsabilidad de los imputados, sino también de los jefes que aparentemente estuvieron con posterioridad en el lugar. Esta situación busca ser aclarada con el máximo rigor por la magistrada, que libró varios oficios esta semana con el fin de corroborar algunos dichos de las víctimas.
Las preguntas pasan por saber:
–Si se dispararon no menos de 16 balas, ¿por qué solo se recolectaron tres cápsulas?
–Conocer si fue cierto que al lugar llegaron algunos jefes de comisarías con el fin de colaborar en forma innecesaria con la investigación.
–Si en esa situación se produjeron o no irregularidades, tales como el movimiento de los autos sin autorización.
–Si al lugar llegaron más móviles policiales y por qué no habrían aparecido en las notificaciones oficiales, entre otros interrogantes que le surgieron a la jueza producto de las testimoniales producidas.
La causa que determinó varios dolores de cabeza para la cúpula policial, demostró que tanto el jefe, Roberto Massuh, como el subjefe, Juan Rosatelli, hayan ordenado precisas instrucciones para que el tema no quede sin aclarar, y que en caso de verse involucrado –además de los nueve imputados– algún personal jerarquizado más, deberá tener que responder a la Justicia sin ningún tipo de atenuantes ni contemplaciones.
