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ecinos de calle Caraffa (vecinal Cuarteles) necesitan urgente una solución. Hace 45 años adquirieron terrenos en las cercanías del arroyo Antoñico y allí levantaron con gran esfuerzo sus viviendas. Con el paso de los años el cauce del afluente les llevó unos 40 metros de terreno, más de tres muros, pileta de natación, galpones y distintas herramientas de contención que los vecinos colocaban infructuosamente ante el incontrolable y natural accionar del arroyo. Hoy el riesgo es mucho mayor, porque lo que está en juego son los cimientos de sus hogares.
“Cuando compramos el terreno, el Antoñico cruzaba a más de media cuadra de acá, pero se fue carcomiendo la tierra y parece no tener límites”, comentó Antonio Princic, uno de los vecinos damnificados, domiciliado en calle Caraffa 1060.
“Todos los políticos, pasando por distintas épocas vinieron a ver esto, sobre todo cuando el arroyo se llevó la pileta de natación del fondo de mi casa. Pero todo continuó yéndose y nadie hizo nada”, añadió Isabel de Contreras, que habita en calle Caraffa 1056.
Según los vecinos, el problema se agravó cuando el municipio colocó la capa asfáltica, hace unos 12 años; porque al recorrido natural del arroyo se le añadió el agua de los diferentes sectores de la ciudad que avanza en dirección contraria al cauce. Sucede que en una zona cercana a las viviendas las aguas confluyen y provocan un socavón pronunciado. Además, a medida que fueron edificando a la vera del arroyo se fueron tapando las salidas de agua al arroyo.
“Los movimientos no son peores gracias a los cañaverales”, manifestó Princic.
Hoy sólo pueden tomar medidas precautorias para que la situación no culmine en un accidente. Tal es el caso de la familia Princic, que trasladó los tubos de gas hacia el frente de la casa: “Una vez el tubo nos duró 20 días, y no nos explicábamos porqué. Era porque se había roto un caño y no podíamos verlo”, aseguró Luisa de Princic, haciendo referencia al momento en que decidieron cambiar de lugar los envases de gas. Fue en junio de 2005, en ese momento los vecinos convocaron a Defensa Civil de la Municipalidad y recibieron la promesa de que antes de fin de año comenzaban a entubar el arroyo. “Perdimos la instalación de gas”, dijo la vecina.
Su esposo agregó: “A pesar de ser jubilados, tenemos nuestros impuestos al día”.
Hay por lo menos cinco familias en la situación de los entrevistados. Son personas que compraron sus terrenos y esperanzados en las promesas de entubado fueron perdiendo metro a metro sus viviendas.
Las grietas en los diferentes rincones de las habitaciones, puertas que no cierran porque no coinciden con los marcos y los resquebrajamientos en el piso de cemento delatan el movimiento de la tierra. “Entubaron hacia el otro lado del puente, cuando durante mucho tiempo aseguraron que ya estaba la plata y el proyecto y sólo había que comenzar los trabajos”, dijeron los habitantes del barrio Cuarteles.
La suciedad del arroyo suma un problema a quienes viven en la zona, ya que los olores nauseabundos se trasladan hasta las viviendas. “Por lo menos hay iguanas enormes que se comen las ratas, porque sino, no sé lo que haríamos”, dijo Princic.
Estela Olearo de Zorzenón, presidenta de la comisión vecinal de barrio Cuarteles comentó que desde la vecinal solicitaron una audiencia con el intendente Julio Solanas ya el 26 de setiembre para dialogar acerca de éste y otros problemas del barrio, pero hasta el momento no fueron recibidos. “Este arroyo hace 10 años que no se limpia y el tendido de la red cloacal está mal hecho porque están más altas que el nivel de las viviendas. Pero si no nos reciben, no podemos transmitir las inquietudes de los vecinos”, explicó la vecinalista. (Fuente: Diario UNO)
