E

l testamento de Enrique Berduc es claro: “Hago donación (...) de mi pequeña fortuna al Consejo General de Educación de la Provincia de Entre Ríos para que forme un fondo o Tesoro con los títulos de renta que poseo actualmente y con los que se adquirirán a medida que se realicen los bienes raíces y los demás valores mobiliarios. La renta que produzca el Tesoro así formado será destinada a la compra de ropa y libros para los niños pobres de las escuelas primarias de esta ciudad. Los inmuebles que poseo deberán venderse a excepción del campo ubicado en el Distrito Espinillo (...) el cual deberá destinarse por el Consejo de Educación para Parque Escolar por estar cubierto una parte importante de monte natural, siendo muy fácil y práctico arbolarlo completamente con fondos del Tesoro que se formará”.

En otras palabras, todos los terrenos e inmuebles donados a la Provincia por Enrique Berduc después de su muerte, ocurrida en 1928, —incluido el Patito Sirirí y un sector de las barrancas contiguas, 11 hectáreas en Bajada Grande, territorios en barrio Consejo, entre otros— deben estar a disposición del buen mantenimiento del Parque Escolar San Martín.

Hace poco más de dos años, integrantes de la Asociación Ecologista Enrique Berduc comentaron que la partida que aporta el CGE —que es de unos 500 pesos mensuales— al San Martín no era suficiente para conservar en buen estado sus 600 hectáreas e inmuebles, y que, de no llegar a un acuerdo con las autoridades, se verían en la obligación de vender las tierras del Patito Sirirí para poner a punto el predio de La Picada y cumplir así con la voluntad de Enrique Berduc.

El 25 de septiembre de 2003, la Comisión Administradora del legado de Berduc (compuesta por autoridades del CGE) firmó un convenio con la Municipalidad de Paraná —presidida en ese momento por Sergio Varisco— a través del cual la Comuna se comprometió a abonar mil pesos mensuales a la Comisión en una suerte de alquiler por los 33 mil metros cuadrados del Patito, que serían destinados a arreglos de la infraestructura del San Martín. El convenio incluía, además, el compromiso del Municipio de enviar al Parque Escolar una cuadrilla de cinco operarios (con herramientas) durante diez días por mes, para tareas de desmalezado en la zona del camping.

Días atrás, integrantes de la Asociación Ecologista Enrique Berduc —Juan Pedro Berduc, Laura Leiva de Berduc, Carlos Caraballo y Martín Irigoitía informarton que la Comuna no cumplió con el convenio: “Nunca pagó los mil pesos y nunca llegó la cuadrilla de hombres al Parque Escolar”.

Por tal motivo, el 21 de septiembre de 2004, la Comisión Administradora envió una nota (firmada por Felipe Ascúa) a la Municipalidad para recordarle la falta de cumplimiento del convenio. De ese momento a esta parte, “han habido algunos contactos con el Municipio, pero sin respuesta alguna”.

“Nunca cumplieron ninguno de los puntos del convenio y la conducta de la Asociación y de la Comisión Administradora fue expectante. Siempre esperó sin tomar ninguna medida agresiva porque sabemos que el Patito Sirirí es patrimonio de la ciudad y de los chicos paranaenses”, explicó Juan Pedro Berduc, al tiempo que aclaró que “nunca vamos a tener una actitud que vaya a perjudicar a los chicos, pero sabemos que el alquiler del Patito es fundamental para el mantenimiento del Parque San Martín y el cumplimiento del último deseo de Enrique Berduc”.

Hoy, en virtud de la falta de cumplimiento, “la familia está evaluando la posibilidad de accionar legalmente para que estas tierras vuelvan a la familia y se respete el testamento. La intención es que la Fundación Berduc, que se está consolidando (ver aparte), busque la forma de mantener el Patito Sirirí para todos los chicos y logre una rentabilidad de esas tierras para poder sostener la reserva natural”, indicó Leiva.

Y, en relación al Parque San Martín, Caraballo e Irigoitía señalaron que “es muy utilizado por la gente de Paraná y es la única reserva cercana a la ciudad donde los chicos pueden ver animales y plantas en su hábitat”.

Los integrantes de la Asociación reconocieron que estuvieron evaluando la posibilidad de incrementar el costo de la entrada al San Martín —que es de un peso por persona— “pero decidimos aguantar sin aumentarla porque no es justo que pague la gente porque es el Estado el que no cumple”.

Las 600 hectáreas del Parque San Martín son custodiadas por un único guardaparques, Jeremías Mancini, quien se desempeña allí hace tres años mediante contratos con el CGE.

“Todos los 31 de diciembre cae el contrato y paso varios meses sin sueldo. Ahora, desde diciembre no estoy cobrando. Supuestamente hay voluntad del Consejo de Educación de dejarme efectivo, pero el tema es que pasa el tiempo y no pasa nada”, confió el joven que vive en el parque de La Picada.

Su trabajo en el lugar —cuyo director es Alfredo Berduc (h)— no se limita a la cuestión ecológica, sino que también tiene que ver con la asistencia a los visitantes, a los científicos que hacen trabajos de investigación en el lugar, entre otras cosas.

“No puedo seguir trabajando en estas condiciones; va a llegar diciembre y vamos a estar igual”, señaló Mancini, quien sigue de cerca el recorrido de su expediente por las oficinas del Consejo de Educación. Y agregó que “yo hago mis tareas por un compromiso que tengo con el lugar y con mi trabajo”.

Se consolida la Fundación Berduc

“Para custodiar y hacer cumplir la voluntad de Enrique Berduc” se está consolidando en estos días la Fundación Berduc, un organismo que estuvo en vigencia en otros tiempos —donaba delantales y útiles a los niños entrerrianos sin recursos— y que ahora volvería a actuar, pero bajo personería jurídica. Alfredo, Enrique, Marie Constance, Betania, Alfredo (hijo), Juan Pedro, Jimena, Clara María, Julieta y Enrique Berduc (h), Verónica Fernández de Berduc y Leandro Dato son algunos de los integrantes de la nueva comisión. Son, según sus propias palabras, “la nueva generación de descendientes de Enrique Berduc que quiere ordenar el legado y velar porque las cosas se hagan bien”. Por el momento, mientras hacen los trámites necesarios para convertirse en fundación, los descendientes se encuentran revisando todos y cada uno de los terrenos e inmuebles cedidos al Estado Provincial “para que el espíritu con el que fueron donados se cumpla de una vez por todas, para que todo el patrimonio de Enrique Berduc, lo que produzca su venta o usufructo, se destine a lo que fue destinado en el testamento”, indicó Alfredo Berduc (h). Por su parte, Marie Constance Berduc sentenció que “el bien común siempre va a estar por encima del individual, pero que quede en claro que no se trata del bien proselitista. Esto es una donación con cargo, y el Estado lo sabe y lo debe cumplir; sino, la donación va a temblar”. (El Diario)