Y

los resultados parecen bastantes escasos a juzgar por esas novedades —publicados en distintos contextos—, que se pueden resumir así:
a) Que la recaudación se ubica actualmente entre el 58 y el 60 % y que de 50 mil convenios de pago por tributos adeudados, sólo la mitad se abonan regularmente, según se dijo desde la Secretaría de Hacienda en el marco del anuncio de la preparación de una nueva moratoria.
b) Que de 14 mil comercios habilitados, sólo 7 mil abonan mensualmente la Tasa por Inspección Sanitaria, Higiene, Profilaxis y Seguridad (conocida como Tasa Comercial), consignó la Comuna para informar el comienzo de “operativos rastrillo”, en agosto, para detectar a quienes están anotados y no tributan y a los otros que ni siquiera están registrados.
Ahora bien, el nivel de pago de los tributos viene siendo una mochila pesada desde el inicio de la gestión, sin que las acciones instrumentadas hayan podido dar remontar la situación.
En enero de 2004, apenas iniciado el período, el Ejecutivo municipal aseguraba que había encontrado un bajo nivel de recaudación y lo ubicaba en el 50 %. Justamente para revertir “el alto grado de morosidad”, se anunciaba en el marco del decreto 92 —medida dispuesta en medio de la declaración de la Emergencia— la instrumentación de una serie de acciones. Entre ellas, se remarcaba el Servicio de Asistencia al Contribuyente (SAC) que consistía en convocar a los deudores y en base a las posibilidades de pago de cada vecino, ir delineando planes de pago con una quita considerable de los intereses.
Al plan, le siguió el año pasado una moratoria con disminuciones en los montos y facilidades aún más atractivas. Sin embargo, ambos programas no lograron levantar los índices de recaudación —sólo entre un 8 y un 10 puntos— y tampoco bajar de plano la morosidad, que arrastran unos 25 mil convenios de pagos incumplidos.

OTRA MORATORIA

Para mejorar los niveles de pagos, recuperar a los contribuyentes que dejaron de pagar los convenios y dar facilidades a otros miles con causas ya judicializadas, el Gobierno anunció la instrumentación de otro plan de regularización de deudas que promete mayores facilidades a quienes están en falta con la Comuna. El anuncio —y ya la puesta en marcha del plan de regularización anterior— aparece como una franca contradicción con lo dicho al inicio de la gestión. Así, se puede leer en el discurso pronunciado por el Intendente el 1º de marzo de 2004, al dejar inaugurado el período de sesiones en el Concejo Deliberante, el siguiente párrafo: “En el marco de la Política Fiscal implementada en esta gestión, se encuentra vigente la Ordenanza Tributaria para el año 2004. Anteriormente se “premiaba” a los que no cumplían con sus obligaciones en base a moratorias, la actual (tributaria) prevé importantes mejoras para el buen contribuyente”.
Con el tiempo, ese principio parece haberse diluido y seguramente la nueva moratoria dejará un sabor amargo entre más de un buen contribuyente.
También cambió la posición respecto de cómo mejorar los niveles de cobro. En aquellos primeros días de 2004, y en el mismo discurso, se escribía bajo el título de Estrategias Económicas que la mejoría llegaría mediante “una administración eficiente de los recursos del Estado Municipal. Aumentaremos la recaudación sin incremento de tasas durante los cuatro años, a partir de ampliar la base tributaria mediante la informatización y actualización de bases de datos”. Para esta última tarea, el Municipio sorprendió con la decisión de convocar a privados y para eso ya lanzó un llamado a licitación. Queda con esto demostrado, entonces y una vez más, que los tiempos y posiciones cambian y los anuncios y promesas se diluyen. También, quedan a la vista las falencias del Estado para percibir los tributos a quienes pueden abonarlos y, seguramente, la imposibilidad de pago de otro sector de la población. (Fuente: El Diario)