Martes 08 de agosto de 2006
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Paraná
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Maulión hizo un llamado por la paz y la solidaridad social
Remarcó la necesidad del pan y del compromiso con el trabajo “como unión de la comunidad”.Fiesta de San Cayetano. Estiman que 12.000 fieles participaron de la misa central

E

l arzobispo Mario Maulión comprometió a toda la comunidad en el logro de la paz, el pan y el trabajo. Durante la homilía remarcó insistentemente la necesidad de paz, sobre todo en “estos tiempos de guerra y violencia”.

Consideró “el pan como el camino de la paz: el pan lleva a la paz y hace consistente la convivencia social; si no hay paz no hay tampoco pan”, mencionó el obispo.

Una multitud renovó ayer su testimonio de fe al santo del Pan y del Trabajo; San Cayetano. Estiman que las cifras de fieles fueron similares a las del 2005: según comentaron los organizadores unas 12.000 personas se congregaron ayer por la tarde para formar parte de la procesión y misa central.

Las puertas del templo se abrieron ya a medianoche, y en medio del tañido de las campanas el padre Blas Corbalán, quien por años se desempeñó como párroco de la iglesia San Cayetano, celebró la primer liturgia, además de bendecir el paso de los devotos.

Luego, en sucesivos horarios los fieles peregrinaron por diferentes Iglesias, como la Santa Ana, San José Obrero, el colegio Buen Pastor, Nuestra Señora de Lujan, la capilla del colegio Cristo Redentor y la iglesia San Cayetano, para pedir por trabajo para sus familiares y amigos, otros fueron a pedir mejoras laborales y estuvieron quienes pidieron al Santo mantener el trabajo cotidiano.

Las visitas a las parroquias e iglesias se prolongaron a lo largo del día, pero la mayor concurrencia de gente se realizó a las 15.30 donde una caravana de gente acompañó a San Cayetano por las calles Los Constituyentes, Don Bosco, Suipacha, Gómez del Río, Aeberhar hasta alcanzar la parroquia. Muchos esperaban la llegada del santo apostados en las tribunas preparadas especialmente para la ceremonia religiosa.

Al inicio del sermón Monseñor Maulión expresó que, de algún modo, todos los presentes se acercaban por intermedio de San Cayetano a Jesús y celebró que así fuese.

El día aportó un nuevo desafío a los devotos, ya que el clima se mostró frío, y por momentos extremadamente ventoso, pero la caminata, el agrupamiento de personas y los aplausos que efectuaron ante la llegada del Santo, escoltado por los cadetes de la escuela de Policía, aportaron el calor necesario para quedarse.

Todas los creyentes asocian a San Cayetano con sus necesidades de pan, paz y trabajo.

Necesidad del pan, que Jesús –dijo el obispo– enseñó a pedirlo y que así se lo hace en cada Padre Nuestro. “El pan que necesitamos para nuestra salud y nuestro cuerpo. Es ese el pan alrededor del cual se va constituyendo también la familia”, mencionó Monseñor Maulión haciendo referencia a qué es lo que se gana y luego se distribuye entre los comensales.

Necesidad de paz

“El pan lleva a la paz, si no hay paz no hay tampoco pan”, dijo Monseñor, que celebró la Santa Misa acompañado por el padre Fabián Castro; cura de la parroquia San Cayetano, el padre Ricardo Abalde, vicario de la misma parroquia, el padre Eduardo Armándola, perteneciente a la diócesis de Paraná pero en estos momentos en misión en Costa de Marfil (está de visita en la ciudad) y seminaristas.

En este sentido, el religioso hizo mención a que “se necesita el pan no sólo material sino el pan para saber vivir, ese que también abarca la educación, la convivencia”. Un pan que une y que por eso tiene que lograr que la comunidad conviva en solidaridad, que haga sólida la familia. El obispo resumió: “El pan que haga consistente la convivencia social”.

Maulión consideró el pan como el camino de la paz, pero tomándolo desde el punto de vista de la paz individual, el hecho de que las personas estén bien consigo mismas y trasladen ese estado de ánimo a los seres que lo rodean genera paz, incluso atravesando las barreras geográficas, y en este sentido hizo una especial mención a la necesidad de lograr la paz frente a la situación que se está viviendo a nivel mundial y habló de un mundo vapuleado por la violencia y las guerras.

San Cayetano es considerado el santo de la Providencia, por eso es tan venerado por la comunidad de fieles, sobre todo en estas épocas en donde el hambre y la pobreza son una preocupación a nivel mundial.

“El trabajo también lo necesitamos, lo saben bien los que no lo tienen”, dijo Maulión, tras observar lentamente los rostros de los peregrinos agolpados en las primeras filas, frente al palco.

En su discurso aclaró que el trabajo y la paz es algo que no se adquiere por ayuda divina, sino que es algo que tienen que conseguir las personas, a través del compromiso.

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