Y

La desilusión fue tan grande como la expectativa: hasta este miércoles, para los funcionarios y periodistas uruguayos el papel de villano era ocupado exclusivamente por el gobernador entrerriano, Jorge Busti, y todos se cuidaban de extender sus numerosas invectivas hacia Kirchner.

Quedaba la puerta abierta, así, para que un encuentro personal con el presidente Tabaré Vázquez reencausará las cosas hacia el terreno de la política. Una reunión que, afirma Gargano, "no está prevista de ningún modo".

Aunque lo desmienta en dos oportunidades, un enojo mal disimulado tiñe las palabras del canciller. "Tengo que darle la información desgraciada de que hoy (viernes), el diplomático argentino Raúl Estrada Oyuela (representante de asuntos ambientales de la cancillería y miembro de la comisión binacional) ingresó a la reunión que la subcomisión que trata el tema llevaba a cabo en Buenos Aires, y le indicó a todos los miembros —argentinos y uruguayos— que levantaran la sesión porque el informe común no iba a existir", explicó con dramatismo. "En esa subcomisión se había consensuado el 85% de los temas tratados. Se rompió una oportunidad de que el diálogo pudiera continuar por carriles amigables", consideró.

A pesar de que la comisión técnica casi no había logrado avances en seis meses de trabajo, Gargano afirma que su gobierno hizo todo lo posible para que al menos hubiera consensos parciales, y que quedara constancia de los desacuerdos. "Este iba a ser un primer informe, a partir del cual se iba a seguir negociando", aclaró. Y también dejó entrever que Montevideo podría haber negociado otros ámbitos de "participación y control" de Argentina sobre el impacto ambiental de las plantas. "Pero ahora ya no. El anuncio de esta semana indica que no hay voluntad de dialogar. El diálogo está roto, y no por voluntad de mi país". Consultado sobre la versión de que Montevideo podría pedir la intervención de Brasil como mediador, el canciller fue tajante: "No señor".

Más que las consecuencias de un fallo en La Haya, a Gargano lo desvelan los cortes de rutas y puentes, que mantuvieron varados en Entre Ríos a 11 camiones chilenos con insumos para las plantas. "Esa retención es ilegal, los camiones fueron secuestrados", sentenció el canciller el viernes. Aún no sabía que el bloqueo en Colón y el corte de ruta en Gualeguaychú estaban a punto de quedar sin efecto.

Más allá del perjuicio para las empresas, los piquetes causan estragos en el sector turístico uruguayo: según el canciller, los ingresos registrados en el departamento de Río Negro entre el 15 de diciembre y el 15 de enero cayeron 50% en relación a la temporada anterior. "Uruguay ya decidió acudir a los tribunales del Mercosur", dijo el canciller.

La decisión de fabricar celulosa junto al río Uruguay fue tomada por Montevideo en 2002, cuando la economía uruguaya temblaba hasta las raíces entre otros motivos como consecuencia de la crisis argentina. El desembarco de la finlandesa Botnia y la española Ence, más otra planta que el gigante papelero sueco Stora Enso piensa levantar en la zona, implica una inversión de 1.700 millones de dólares y 2000 puestos de trabajo, pero también la posibilidad de un volantazo histórico en el perfil exportador del país.

"Queremos industrializar la madera plantada hace 14 años como parte de un plan", dice Gargano. "Me causa dolor y pena que una amistad de tanto tiempo no haya servido para encausar esta controversia", se lamenta el canciller. Y cuelga el teléfono. (Fuente: Clarín)