L

a coincidencia del Viernes Santo —día en que se recuerda la crucifixión y muerte de Jesús— con el cumpleaños de la joven sintetizó el sentimiento de su familia, que conjuga el dolor y la incertidumbre con la esperanza y la fe de poder hallar la verdad de lo sucedido.
En el acto que se realizó al término del Vía Crucis en la escuela de San Benito, también estuvieron las madres de Edgardo Godoy, Ramón Santillán, Sebastián Bordón y de Marita Verón, las llamadas “madres del dolor”, acompañando a la familia de Fernanda y exigiendo el esclarecimiento del hecho. Jorge Méndez cantó Nadie se olvida de ti, una canción especialmente compuesta para la niña de San Benito.
“Sentimos terror de sólo pensar lo que te ha sucedido”, leyeron en una carta las compañeras de Fernanda, y luego lamentaron que “tanta tecnología, tantos avances, tantas formas que tiene Dios mismo para hablarnos” no hayan alcanzado para salvar a la muchacha.
Luego, resaltaron: “Hemos asumido que la responsabilidad es de todos y cada uno tenemos que aportar nuestro granito de arena para que triunfe la verdad y la justicia y Fernanda pueda estar con nosotros”.
Las jóvenes, profundamente emocionadas y visiblemente dolidas por la circunstancia, se negaron a hablar con los medios de prensa presentes en el acto.
Finalmente, María Inés Cabrol, madre de Fernanda, leyó unas palabras con las que dijo que en esa noche de cumpleaños “las velas toman un significado especial, porque no se pueden apagar, porque representan la luz de la esperanza”.
Para continuar con la referencia a la fiesta de cumpleaños que no pudo ser, expresó que “los carteles de feliz cumpleaños son reemplazados por pedidos de justicia, el vals se convirtió en un caminar de la mano de Jesús, recordando su pasión y rezando por Fernanda”.
Pero subrayó que “lo más importante es que los invitados fueron convocados desde los sentimientos, es decir desde los corazones de cada uno, porque hoy Fernanda se convierte en una hija, una nieta, una sobrina o simplemente la vecinita de al lado”.
Resaltó que “Fernanda, por designio de Dios nos ha unido en esta lucha por libertad y la vida” y admitió que “no es fácil lo que nos toca vivir, pero no bajamos los brazos porque nos sentimos respaldados por el cariño de la gente y sabemos que son muchos los ojos y las manos que nos ayudan a buscarla”.
Al término del acto, Gabriela, la hermana mayor de la muchacha desaparecida, contó que lo último que recuerda de Fernanda “es una gran sonrisa” y después agregó que espera “volver a ver esa sonrisa pronto”.
Sin embargo, cuando se le preguntó si creía que su hermana estaba viva, vaciló al contestar: “Realmente queremos que esté viva, pero no sabemos. Nos cuesta creer esto, tenemos que preguntarle a la Justicia”, advirtió y luego se quejó de que “la Justicia no nos ha dado nada”.
Tras confesar que ninguna de las tres hermanas de Fernanda tuvo las fuerzas necesarias para leer una carta durante el acto, manifestó que quería que ella sintiera que no la han olvidado y que continúan buscándola.
“Las personas que no han pasado por esto no saben lo que se sufre”, aclaró y pidió la colaboración de todos para que “no continúen ocurriendo cosas de este tipo” porque “hay muchos chicos que están desaparecidos”. (El Diario)