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a imagen inesperada de Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez reunidos sorprendió a todos. Pero minutos más tarde el mandatario uruguayo irrumpió con todo en medio de las deliberaciones de la cumbre del Mercosur para instalar, en su discurso, el conflcito por las pasteras con la Argentina.Los esfuerzos nacionales para no regionalizar la controversia fueron en vano. Ante todos los presidentes de los países miembro del bloque, los asociados y Cuba, llegó la defensa uruguaya.
"Les pido aunque sea el beneficio de la duda", clamó Vázquez en su mensaje a los argentinos, conciliador y cariñoso.
“Entiendo las preocupaciones que tienen los vecinos de Gualeguaychú, son legítimas. También nosotros las tuvimos”, reconoció.
“Es la intención de todo el pueblo uruguayo, también de este gobierno y de este presidente encontrar el camino de entendimiento para poder superar esta diferencia coyuntural q tenemos con nuestros hermanos”, reforzó.
Vázquez usó como defensa una argumento que ya había esbozado en otras oportunidades. "Uruguay ocupa el tercer lugar en el mundo en cuidado del medioambiente", destacó y habló con sensibilidad hacia los argentinos. "No puede ser que terceros resuelvan las diferencias que tienen dos hermanos que se quieren, que se respetan".
Aclaró que "con el señor presidente argentino el camino del diálogo no está cerrado” e insistió: "Nos importa la salud y la vida de nuestra gente".
Sentido mensaje. En un discurso colmado de señales de acercamiento, el mandatario uruguayo dedicó sendas palabras de cariño hacia el pueblo argentino. “Quiero dejar bien claro que rescatamos en todo momento los entrañables lazos de fraternidad, de hermandad que históricamente han signado, signan y signarán a nuestros pueblos”.
"El pueblo hermano argentino tiene en su seno viviendo a más de 350.000 o 400.000 uruguayos. Uruguay tiene 3.000.000, no es poca cosa. Esos uruguayos, por la generosidad del pueblo argentino, encontraron un lugar para vivir, donde trabajar, tener sus hijos, darle salud, educarlos, generar incluso hasta una nueva generación de nietos. Cuando su propio país los expulsaba, la Argentina abría sus brazos para recibirlos", recordó sentidamente. "Vaya grandeza y solidaridad", reflexionó.
Para finalizar, recurrió a una frase del Che Guevara, que por la presencia de Fidel Castro y su vida en Córdoba se convirtió en el latiguillo de muchos de los presidentes. "Que la dureza de nuestra lucha no lastime la ternura en nuestros corazones”.
Caras largas
El discurso de Vázquez comenzó con sonrisas y aplausos de casi todos los presidentes, Kirchner y sus acompañantes en el salón donde debaten los presidentes incluidos.
El clima de distensión viró casi inmediatamente en seriedad en cuanto arrancó el pasaje del discurso dedicado a las papeleras. Kirchner siguió las palabras del uruguayo serio y sin hacer gestos. A su alrededor, la única que se animó a aplaudir las pausas de Vázquez fue la ministra de Economía, Felisa Miceli. (Fuente: La Nación On Line)