E
n rigor, estaba resuelto que ayer, en Villaguay, se reunieran los representantes de la veintena de cooperativas que presta el servicio eléctrico en nuestra provincia. Lo que estaba previsto era que un equipo encargado de preparar un informe técnico sobre costos e ingresos de las distribuidoras, exponga las conclusiones a las que arribó. Es decir, brindarían los elementos sobre los cuales se fundaría la presentación ante el Ente Provincial Regulador de la Energía. Está claro que las cooperativas eléctricas reclamarán un incremento en las tarifas. El asunto es advertir si podrán concentrar en una misma propuesta la diversa realidad que atraviesan las distribuidoras, no sólo en cuanto al heterogéneo volumen de negocios sino a la variable proporción entre áreas urbana y rural servidas. Si no se lograra encontrar una fórmula que conformara a todas, no sería raro que haya más de un pedido.
El presidente de la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas (FACE), Juan Félix Lawrie, adelantó a la prensa que los argumentos que expondrán “son más que sencillos”, basados en los incrementos que se han registrado en distintos rubros: “Los sueldos han aumentado enormemente desde que tenemos la actual tarifa, también los combustibles y lubricantes, y algunos insumos eléctricos como cables, que se han incrementado en un 400 %”, semblanteó al concluir que “esto por sí solo justifica cualquier aumento de tarifa”.
No es el único asunto que plantea un trabajo conjunto entre las cooperativas. El tratamiento de equipos y aceites contaminados con PCB que Enersa ya ha hecho (de la época en que era Edeersa), era una verdadera cuesta arriba para las posibilidades financieras de las cooperativas, dado el alto costo. Coordinado por el Ente Regulador, se diseñó un programa con financiamiento a disposición pero que, para instrumentarse, necesita producir una sintonía fina entre las distribuidoras, es decir, deben acordar aspectos vinculados a lo estrictamente operativo.
PROCESO
Hace unos días, las cooperativas fueron convocadas para que estén al tanto de créditos destinados a obras de infraestructura, financiado por el Fondo Especial de Desarrollo Eléctrico del Interior, administrado por el Consejo Federal de la Energía Eléctrica. Junto a la actualización tarifaria, es un camino para procurar una recuperación de las empresas distribuidoras pero obviamente no es lo único que debiera hacerse para reconvertirlas.
Para el titular del EPRE, Francisco Taibi, “hay mucho por hacer y de esas cosas conversamos cada vez que podemos”. El funcionario consideró que “en mi humilde opinión, las cooperativas debieran recrear el espíritu cooperativo entre ellas, asociarse para fortalecerse”. Un sistema de facturación común y un procedimiento compartido para las compras a fin de obtener mejoras por mayor volumen, son caminos que valdría la pena recorrer. Taibi compartió que “la labor de eliminación de los equipos con PCB puede ser un excelente ejercicio para instaurar un escenario donde reine el cooperativismo entre cooperativas, por decirlo de alguna manera”.
No quiso referirse Taibi al tema, pero reconoció que la cooperativa de Santa Anita está atravesando un momento difícil desde el punto de vista empresario. “Lo que puedo asegurar es que el servicio se seguirá prestando como hasta ahora en jurisdicción de esa distribuidora”, se limitó a indicar. Pero la referencia le sirvió de pie para un comentario. “En algunas cooperativas se ha ido dando una situación peculiar, decantada en los ´90: los asociados no se sienten con responsabilidad de controlar la marcha de las empresas cooperativas y se conforman con actuar como meros clientes; en teoría son socios, en la práctica, clientes; que si hubiera una participación más activa de los asociados en la vida de las cooperativas, muchas de las dificultades que a veces emergen cuando es demasiado tarde podrían ser abordadas y resueltas de modo menos traumático”, expuso. Por lo demás, el caso de la cooperativa de Santa Anita es complejo porque además del eléctrico provee el servicio de agua potable.
“El origen de las cooperativas se vincula con aquellas demandas sociales que el Estado no supo satisfacer: primero se conforman consorcios para hacer obras y, luego, como la tienen que explotar los consorcistas se transforman en socios de la cooperativa”, insistió Taibi, al acotar que “así fue al principio, pero a dos o tres generaciones vista aquel espíritu puede que se haya distorsionado: aunque formalmente sigan siendo cooperativas, los socios actúan tan sólo como usuarios”.
De todos modos, más allá de la oportuna reflexión, hoy el marco regulatorio reconoce como posible que coexistan “socios” y “usuarios” dentro de una cooperativa eléctrica. (El Diario)
