E
n el hospital Urquiza de Concepción del Uruguay, el 60% de los embarazos que se registran corresponde a adolescentes de 13 a 17 años. Además, allí se tiene conocimiento de nueve casos por mes, en promedio, de menores de edad con bebés en gestación, en la mayoría de los casos producto de violaciones.Los datos muestran que el problema viene en crecimiento durante los últimos años, y la situación se complica cada mes a pesar de los esfuerzos de un grupo de enfermeros y médicos comunitarios que trabajan en distintos centros de salud de la ciudad para prevenir malas experiencias en jóvenes cuyas características son también preocupantes: gran parte de ellas violadas, analfabetas, y sin ningún tipo de cobertura social que garantice, al menos, un embarazo saludable.
Los abortos forman parte de otro tema, aunque en los últimos meses se detectó una situación estable tendiente a disminuir. El miedo de las madres de perder la vida sirvió al menos para concientizar a la gente.
Las opiniones recogidas al respecto muestran parte de la realidad. La Iglesia también fue consultada al respecto y las respuestas fueron más que claras. Monseñor Jorge Lozano, quien preside desde hace pocos meses la Diócesis de Gualeguaychú, dialogó con UNO en exclusivo sobre la educación sexual. “Desde que llegué y dialogando con los diferentes sectores que conforman la Iglesia, hemos hablado sobre la educación sexual y apuntamos a trabajar en conjunto con actores de la sociedad que deben formar parte de la discusión. Desde hace un par de semanas se trabaja en la conformación de un equipo de docentes, ya que la educación sexual debe comenzar en las escuelas, como forma de prevenir la problemática que hoy se vive respecto de jóvenes embarazadas y de aquellas mujeres que son mayores de edad, pero que a mitad del camino se encuentran con un embarazo no deseado”, respondió el responsable de la Diócesis de Gualeguaychú.
Los anticonceptivos
Una de las formas de prevenir los embarazos no deseados y puesta en práctica desde el gobierno nacional a través de distintos programas de salud, es la entrega de anticonceptivos.
Ante la consulta sobre cuál es la postura de la Iglesia ante el uso de este método, Lozano respondió abiertamente: “La Iglesia está de acuerdo con todo lo que signifique prevención y, más aún, está de acuerdo en que se proceda siempre con responsabilidad sobre los actos. Tenemos que enseñarles a las personas desde que son chicos, a que en la vida se debe actuar con responsabilidad y conciencia por sobre todas las cosas”, remarcó.
El prelado advirtió que “la persona tiene que estar educada para decidir si el anticonceptivo es bueno o no para su salud, no quedar sólo a merced de lo que le diga el médico”, y agregó: “La persona tiene que ser libre en la elección y, además, esto forma parte de un gran contexto” dentro del cual mencionó la salud, el trabajo y la calidad de vida.
En algunos sectores internos de la Iglesia y de la misma sociedad se lo ha llamado a Lozano por sus distintas declaraciones, escritos y posturas, como un “obispo de mente abierta”, a lo que el religioso alegó: “En este sentido debo decir que me sorprende muchas veces la amplitud de pensamientos que encontramos dentro de la misma Iglesia. Me atrevería a decir que existe muchas veces más mentes abiertas dentro de la Iglesia, que dentro de la misma democracia”.
Las estadísticas
En el hospital regional de alta complejidad Justo José Urquiza de Concepción del Uruguay, se registra un promedio de 60 embarazos mensuales, de los cuales el 30% corresponde a adolescentes que van desde los 13 a los 17 años. De ese porcentaje existe un 4 al 5% promedio, es decir nueve casos por mes, de menores de edad que aparecen a los 11, 12 años o hasta menos de esa edad con embarazos, casi todos producto de violaciones.
Peor aún es el caso cuando de los informes se sabe que casi la totalidad de las violaciones ocurren dentro de la familia: padrastros, padres, hermanos, primos, abuelos y a veces vecinos son quienes cometen los ataques sexuales.
Pero esto es sólo parte de una realidad que se vive en materia de sexualidad y delitos. La mayor actividad se concentra hoy en los centros de salud donde se distribuyen los anticonceptivos y se trata de prevenir tanto a mujeres como hombres –en menor medida– sobre las consecuencias de los embarazos no deseados.
En promedio, en el viejo hospital Urquiza retiran anticonceptivos unas 400 personas, a quienes se las denomina usuarios. Menos del 1% son hombres y a su vez son adolescentes. En el centro de salud de Bajada Grande 150 personas retiran los anticonceptivos y en barrio Zapata, por citar otro ejemplo, son 500. Este último caso representa a un fragmento social pobre o indigente. Un 30% de las mujeres que concurren al centro de salud del barrio son analfabetas puras, es decir, no saben leer ni escribir. En el Zapata se colocan promedio por mes entre 100 y 110 DIU (Dispositivo Intrauterino) para prevenir embarazos.
Las políticas del Estado en Concepción
Si de educación sexual se trata, en la ciudad las políticas de prevención son escasas o nulas por parte de la Municipalidad y la Provincia –la empezará a implementar el año que viene–, a no ser por los programas de Salud Sexual y Reproductiva que desde la Nación se implementan. El programa además cubre los salarios de los enfermeros, obstetras y médicos comunitarios que concurren a los centros de salud para atender las consultas de la gente y realizar los tratamientos preventivos necesarios.
A su vez, si no fuera porque los médicos voluntarios realizan un posgrado en Salud Social y Comunitaria, tampoco habría demasiados profesionales para atender la gran demanda que existe en materia de anticonceptivos, los que son entregados de manera gratuita. (Fuente Diario UNO)