Martes 05 de septiembre de 2006
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Política
Crece sin control oficial el consumo de los psicofármacos
También los indican médicos generalistas.Cada día son más las personas que ante la menor molestia o malestar en la vida laboral, social o afectiva, consumen un psicofármaco.

R

elevamientos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha Contra el Narcotráfico (Sedronar) arrojan que más del 10% de las personas de entre 16 y 65 años, el 8% de los universitarios y el 4,4% de los estudiantes secundarios usan sedantes o estimulantes sin prescripción médica en el país.

Sergio Izza, director de Salud Mental de la provincia de Entre Ríos dijo que esta situación es grave para la salud de la población y apuntó a ejercer algún tipo de control en torno del asunto.

En primer lugar destacó como agravante la automedicación de estas drogas. “Hoy las personas consumen cualquier cosa. Ya sea porque lo ven en televisión, le cuenta un amigo o se lo aconseja un compañero de trabajo que toma la droga”, puntualizó.

En segundo lugar se impone en la comunidad la venta libre en las farmacias pese a los alcances de la Ley Nacional que obliga a venderlos bajo receta archivada. Por último mencionó otra situación habitual: la prescripción de estas drogas por parte de cualquier “profesional o incluso de personas que ejercen sin matrícula profesional y tienen consultorios abiertos a toda hora”. El profesional aseguró que no hay control de lo que se vende en farmacias y tampoco sobre las personas que ejercen en la ciudad la medicina.

A la cabeza

Izza dijo que la automedicación de cualquier tipo de medicamentos representa un problema.

Entre ellos especificó los que preocupan –por el daño que ocasiona una medicación no guiada por manos expertas– es el consumo de los psicofármacos.

“Se trata de una droga que tiene un principio activo que actúa sobre el sistema nervioso central. Sobre una red de neurotransmisores y sustancias que tienen que ver con la neuro bioquímica del cerebro”, describió el profesional.

Hay dos tipos. Unos activan, estimulan. Otros deprimen (alcohol o tranquilizantes). Es decir hay quienes los consumen porque necesitan mayor rendimiento, concentración o estimulación. Otros necesitan relajación o buscan dormir bien.

A la cabeza están los tranquilizantes menores y ansiolíticos. “Son medicamentos que actúan, de acuerdo a su dosis, en el sistema nervioso central. Provocan sedición, disminución de la ansiedad, supuesto mejoramiento de las condiciones del sueño” y destacó “los medicamentos prescriptos a la ligera son difíciles de sacar”.

El grupo de medicamentos utilizados derivan de la Benzodiacepina. En primer lugar (los más leves) del grupo de Alprazolam. Las marcas más conocidas son Tranquinal y Alplak.

Los otros, un poco más fuertes, derivan del Clonazepam (Rivotril, Neuryl, Clonak y Clonagin)

En la década del 80 Bromazepam y Lorazepam eran los más comunes. Entre ellos las marcas Lexotanil y Trapak eran los más vendidos.

Las cajas de medicamentos rondan entre los 15 y 25 pesos.

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