Exclusión, marginación son conceptos teóricos, en principio, para analizar la realidad social que nos enfrenta en la práctica del vivir cotidiano. Hablar de exclusión es hablar de alejamiento y al mismo tiempo de cercados.
La exclusión de por si no supone necesariamente inequidad sino cuando, como en nuestro caso, la exclusión se ejerce sobre condiciones de la vida humana. Porque no se trata solo de distintas condiciones de la vida humana, sino se trata propiamente de posibilidad de sobrevivir de millones de personas.
Si seguimos con alguna atención este proceso de transformación que habla Macri, descubriremos que la exclusión social no se trata tanto de una cuestión meramente económica, sino oculta intrínsecamente procesos estructurales, lo que Enrique Dussel ha llamado la exclusión como el principio, que para él, va más allá de las leyes del mercado, hasta la constitución misma de la ética de la sociedad moderna y, por tanto, a la política y al ciudadano. Desde esta perspectiva, los excluidos del sistema están llamados o a la inclusión o desaparecer. No creo que hoy haya alguien que piense con seriedad que estas políticas que afectan cada vez a más colectivos y desde muy diversos ámbitos: económico, justicia, laboral, protección sanitaria, formativas, culturales, educativo, negación del otro, odio de clase, equidad entre otras, son naturales para el desarrollo de vida.
Para contextualizar la marginación que sufren la inmensa mayoría de argentinos en estos 41 meses, podría utilizarse, entre otras variables, la tasa de inflación (variación anual del IPC a marzo del 2019) ha sido del 54,7%; 74% tasa de interés del Banco Central (resultado de la inflación más la renta financiera), que ayuda a la timba financiera, la destrucción del crédito productivo y la fuga de capitales; el aumento del 370% del dólar. El mega endeudamiento que llegó al 86,2% del PIB. Caída del PBI el 40%.
A tal efecto, millones de ciudadanos que se mueven en el sistema de reglas de funcionamiento, de producción y reproducción (Mercados y ciudadanos), propuesto por el PRO y el Radicalismo, como única forma de vida económica y política; lleva a que los argentinos paguemos un millón de pesos por MINUTOS de intereses de la deuda. 16 millones de personas en situación de pobreza. Dos millones de desocupados producto de la caída de la actividad económica por undécimo mes consecutivo. Que en las escuelas se hable de comida y no de libros. El alza del nivel general de precios fue poco más del 200% en estos tres años y medios. Mientras el salario registrado (público y privado) promedio, según el Indec, tuvo un alza del 143%. Aumentos del 3.756% en los consumos energía eléctrica residenciales; el gas del 2.042%; el agua la tarifa aumentó muy por encima de la inflación y de las paritarias de los trabajadores registrados. 38 millones de medicamentos menos de ventas por año. Caída del consumo de leche a niveles del 2003. 640 mil niños con hambre condenados desde la infancia.
Uno tiende a creer que frente a semejante cuadro social de creciente miseria, generaría empatía en el gobierno, pero no, exhiben una sensibilidad distinta. Festejan la profundización del ajuste fiscal que en el primer trimestre de este año registró un superávit primario con la caída de 14 puntos del gasto público, en el contexto donde los intereses de la deuda representaron el 15,65% del total de los recursos del Tesoro en el mismo periodo.
Y ahora, cuando los analistas del mercado pronostican un empeoramiento en todos los indicadores, una creciente desconfianza y los medios aliados tampoco ayudan a regenerar expectativas, Macri busca un acuerdo con la oposición detrás de un decálogo de gobernabilidad para "llevar tranquilidad y futuro a la casa de todos los argentinos". El apoyo consiste en dar continuidad a las políticas para “tranquilizar a los mercados”. Es realmente patético. Lo que puede ser descrito literalmente como la naturalización de la exclusión.
Hablar de exclusión supone inevitablemente hablar también de inclusión. Pero de que inclusión y de que exclusión se trata? ¿En que se está incluido y de que se está excluido?
Para hacer plausible un proceso de inclusión, es necesario que la política revise el concepto de ciudadanía queestá fuertemente implicado en las políticas de ajuste estructural que aplico durante su gestión Macri, conduciendo a una brutal redistribución de los ingresos de los sectores pobres a los ricos y a un fuerte proceso de concentración de la riqueza.
Se podrá ir a la inclusión con el FMI manejando la economía macrista?
(*) Ex diputado provincial por el PJ.