¿Estamos en la sociedad orwelliana?
Hace 70 años, el 8 de junio de 1949, el periodista y escritor George Orwell publicó la novela “1984”. La sociedad orwelliana, es una sociedad donde se practica la vigilancia masiva a través del omnipresente y vigilante Gran Hermano; la represión política y social con la ubicua policía del Pensamiento y la manipulación de la información por parte del “Ministerio de la Verdad” , donde Winston Smith, se encarga de eliminar o reescribir las noticias y las historias de manera que no quede rastros de todo aquello que ocurrió en realidad y que el Gobierno y los Medios decidan lo que deben conocer los ciudadanos.
Si bien Orwell inspiró su novela de ficción en los regímenes fascistas y comunistas de su época, algunas características pueden darse de la misma manera en nuestra democracia actual mediante mecanismos más sutiles de manipulación colectiva.
Orwell entendió que los regímenes opresivos siempre necesitan enemigos. En "1984" mostró cómo estos pueden crearse arbitrariamente atizando las emociones de la gente a través de la propaganda. No obstante, en su descripción de los "dos minutos de odio" también previó cómo actúan las multitudes digitales.
Luego está el icónico dictador de Orwell, la mirada del Gran Hermano, absurdo y aterrador en igual medida. Pero el mayor horror en la representación imaginaria orwelliana, es el metódico despojo del significado del lenguaje. El régimen se propone erradicar muchas ideas y sentimientos. Su verdadero enemigo es la realidad. Intentan hacer imposible entender el mundo real y buscan sustituirlo con fantasmas y mentiras.
No son pocos los que detectan paralelismos entre algunos aspecto nuestra actualidad y gran parte de lo profetizado por Orwell. Por ejemplo: Pese a que Winston Smith vive en condiciones de hacinamiento y todo su consumo es racionado; se ve impedido de renegar de su situación porque la propaganda del “Ministerio de la Abundancia” le hace creer que todo va bien, que las personas viven en bienestar e igualdad y que los recursos son escasos pero permite aguantar. En este aspecto, radica la semejanza con nuestro “Ministerio de la Mentira Cambiemos” , que predica el bienestar y ensalzan el “camino correcto” de la economía.
En “1984”, Orwell se refiere a cómo “la guerra” es un instrumento para mantener “la paz”, es decir, la violencia es ejercida sin un fin en sí salvo su continuidad. Se entiende que una población con miedo es fácilmente manipulable y que la guerra es un instrumento tanto para crear este miedo como para fabricar enemigos. Lo esbozado por Orwell se podría plasmar con el informe de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), en su Archivo de Casos 2018, registraron que bajo el gobierno de Cambiemos el Estado mata a una persona cada 21 horas.
Interesantemente Orwell, narra la historia del Gran Hermano ( líder del Partido Único) que ejerce un control absoluto sobre sus subordinados (la población), lo hace a través de diversos instrumentos de control, así la humanidad se encuentra absolutamente controlada y vigilada por un ojo. Hay un líder que vigila todos los espacios de la vida, desde las calles hasta la vivienda privada debido a la instalación de un infinito número de cámaras. No hay secretos ni vida privada para la población, hasta los pensamientos del individuo se intenta controlar gracias a la “Policía del Pensamiento”. Orwell dice: “El poder es infringir dolor y humillación. Poder es destrozar la mente humana en pedazos y luego darle la forma que uno escoja….. Un mundo de miedo, traición y tormento, un mundo donde se pisotea y se es pisoteado, un mundo que se hará más despiadado a medida que se vaya puliendo. El progreso en nuestro mundo será la progresión del dolor.
El Ojo del Gran Hermano argentino representa la más grave amenaza contra las instituciones democráticas y republicanas. El festival de escuchas ilegales en connivencia con servicios de inteligencia paraestatales, periodismo, organismos estatales y políticos, son el mayor peligro que enfrenta la libertad humana y más aberrante aún es su utilización para extorsionar.
El espionaje y sus formas más perversas (la falsa identidad del espía Charringtone en la novela lo ejemplifica), y la prosapia oficial divulgada por la prensa mediática, ayudando a armar operaciones para linchar mediáticamente a opositores, nos conducen a la destrucción del Estado de Derecho. No hace falta que se cometa un delito, basta con pensar en él. En su búsqueda de la manipulación total, el régimen decide qué es cierto y qué no lo es. Para controlar cualquier atisbo de rebelión cuenta con la Policía del Pensamiento.
A setenta años de la
publicación de esta novela, continúa teniendo una impresionante vigencia, como
metáfora y advertencia de lo que nos pudiese acechar si no tenemos los ojos
bien abiertos frente a las formas totalitarias o absolutas del poder.
Hasta el propio Orwell se asustaría de la Argentina que vivimos. Las similitudes con la distopica obra maestra son numerosas.
(*) Ex diputado provincial - Partido Justicialista