Argentina se encuentra en un importante
proceso de transformación que no debe detenerse. El país empieza paulatinamente
a mostrar resultados satisfactorios, esperados, del esfuerzo que todos los
argentinos venimos haciendo desde hace tres años, pesado pero necesario para
los cambios que debían hacerse.
Estoy convencido de que el esfuerzo de
sus habitantes es el principal motor para empujar a un país hacia adelante.
Claro que el mismo debe verse compensado con una retribución que les permita
desarrollarse sin generar dependencia del Estado ni de los políticos.
Todo esfuerzo, a la larga, tiene su
recompensa. Y eso es lo que sucederá en la Argentina de los próximos años
cuando empiecen a dar resultados las grandes y necesarias transformaciones que
implementó el gobierno de Mauricio Macri.
Es un valor fundamental entender que el
esfuerzo sirvió para construir las bases del país que merecemos. Hay
infraestructura para poner a la Argentina a producir y generar riqueza. Y un
ejemplo concreto de ello es el frigorífico Alberdi S.A. de Oro Verde que pasó
de estar a punto de cerrar y dejar sin trabajo directo a 100 personas, a casi
triplicar su planta de personal debido a los nuevos mercados abiertos gracias a
la política del gobierno nacional de insertase en el mundo.
Más allá de que hay mucho por hacer, por mejorar, las oportunidades que se presentan para el país son muy importantes si se mantienen las buenas relaciones con el mundo, si hay un presidente como Mauricio Macri que ha demostrado tener un liderazgo tan fuerte que ha recibido el reconocimiento de los jefes de Estado de la región, incluso de los mayores referentes políticos internacionales que lo reciben con especial entusiasmo y respeto.
Tan fuerte
aparece su liderazgo que el candidato a vicepresidente, Miguel Ángel Pichetto,
no ahorra elogios hacia la figura del mandatario. Un compañero de fórmula que,
formando parte de un espacio político distinto, hizo una oposición responsable,
aportó a la gobernabilidad, entendió las reglas del juego y aceptó el desafío
porque comprendió que los objetivos comunes planteados por el gobierno nacional
(entre ellos, apertura de nuevos mercados, infraestructura para desarrollar la
capacidad productiva, lucha contra el narcotráfico) eran el camino correcto.
El candidato a vicepresidente ha planteado
algo fundamental para el país que se viene: dos argentinas con pensamientos
polarizados no hacen una Nación, sino que la misma se construye con la unidad
de todos los argentinos.
Y lo reafirmo: para construir una Nación poderosa debemos trabajar todos los días por la unidad de los argentinos y en el contexto de lo planteado la expresión política para lograrlo está en la fórmula Macri-Pichetto.
(*) Senador provincial por el departamento Gualeguaychú (Juntos por el Cambio)