Tal vez la razón de las ciencias sociales que expresan las
encuestas no dejó ver la razón del corazón.
El conocimiento científico ayuda, el apego a una estrategia
de marketing te da cierta contención, la segmentación al infinito del big data
ordena y permite conocer. ¿Pero qué es lo que convence, lo que enamora?¿Qué
razones impulsan a las multitudes a acompañar a un candidato? Son múltiples y
variadas, no son siempre las mismas, pero la más poderosa sin dudas es fuerza
transformadora de la política.
Se sentía… un gobierno que solo le habla a los mercados no
puede ser nunca mayoría. Las clases populares apabulladas por las estrategias
perversas que trazan los grandes medios de comunicación asociados ilícitamente
con cierto sector del poder judicial fueron narcotizadas durante casi cuatro
años.
Nada de lo que ganaste lo merecías. El peronismo es corrupción.
Se robaron un PBI y así podríamos seguir.
Paradójicamente, los que vinieron a castigar a los que
robaron, te dejaron sin nada. El odio de clase otra vez ganaba la disputa por
el sentido.
Dime de que hablas y te diré de qué careces reza un viejo
dicho popular y así declamaron la institucionalidad de la república y
gobernaron por decreto. Hablaron el empleo de calidad y se van con un desempleo
escandaloso. Vinieron a mejorar lo que faltaba y suprimieron derechos, se
animaron a denostar a la universidad pública, la cuestionaron, recortaron su
presupuesto fueron contra la comunidad científica para favorecer a los negocios
de los empresarios privados.
Cuestionaron la libertad de expresión y concentraron la
palabra, falsearon la realidad desde los medios de comunicación. Desacreditaron
la construcción de un relato, de una mirada, de un modelo de país y a fuerza de
posverdad, trolls y fake news instalaron la mentira como estrategia de
comunicación.
Pusieron a la corrupción en agenda mientras fugaron
capitales contraídos en una deuda externa que habrá que volver a discutir como
pasó con la dictadura militar. Blanquearon los impuestos que no pagaron amigos
y parientes directos del presidente. Beneficiaron a empresas propias. Se
pararon de los dos lados del mostrador y alegremente lo suavizaron con la
expresión “conflicto de intereses”.
Me voy a dormir soñando con un país más justo, confiado que
cuando despierte habrá que construir esa realidad que “tenga la ética de la
solidaridad conduciendo a la política” como decía Alberto citando a Raúl
Alfonsín. Una vez más el peronismo vuelve a proponer un sueño colectivo donde
estamos incluidos los que con obstinación nos empeñamos en vivir con los
valores de la cultura del trabajo y no de la especulación financiera.
Tenemos que saltar las diferencias que históricamente nos
dividieron, no podemos estar empezando de nuevo cada cuatro años. A la
tradición más rancia del liberalismo ortodoxo que hoy elegimos despedir de la
mano de los agro negocios y de la apertura indiscriminada de la economía,
volvemos a contraponerle la idea de un estado fuerte, proteccionista,
favorecedor del mercado interno, con una industrialización pujante, generadora
de un círculo virtuoso que nos devuelva la dignidad.
Se despierta la mística peronista y nos convoca a ser protagonistas, sumarnos a transitar un destino épico que nos permita saltar la grieta. Superar dos modelos de país y en términos hegelianos construir una síntesis superadora.
Volvemos mejores, conscientes de la fragilidad en la que éstos vende patria dejan al país, sembrando el terror en los mercados con su avaricia interminable. Pero nada impedirá que la vuelta sea con alegría, porque como decía don Arturo Jauretche “nada grande se logra con tristeza”.
(*) Director General del Sistema Integrado de Radio de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Presidente de la Asociación De Radios Universitarias (Aruna)