Alberto Fernández ya resolvió extender la cuarentena
obligatoria que por ahora está vigente desde el 20 al 31 de marzo. Asume que
esa decisión presidencial causará malestar y hastío en la sociedad, y que
profundizará la crisis económica que ya atraviesa a todo el aparato productivo.
Pero explicó en la quinta de Olivos –donde está recluido– que es la única
herramienta que tiene para contener al avance implacable del coronavirus en la
Capital Federal y el Conurbano y determinar con rango científico si la curva de
la pandemia se aplanará o crecerá –como supone– a partir de mayo.
Alberto Fernández ya tiene definido un plazo tentativo para
la segunda etapa de la cuarentena obligatoria: iría del 1 al 13 de abril.
La elección de esas dos semanas no fue un acontecimiento
casual y repentino. El Presidente tomó la decisión después de leer más de una
decena de ensayos científicos y notas periodísticas publicadas en la prensa
local e internacional, y de mantener una sucesión casi infinita de
conversaciones con Santiago Cafiero, Gustavo Béliz, Ginés González García,
Horacio Rodríguez Larreta, Axel Kicillof, Juan Pablo Biondi, Wado de Pedro, Cristina
Fernández de Kirchner, Giuseppe Conte (premier italiano), Pedro Sánchez (jefe
de Gobierno español) y Dr Maureen Birmingham, embajadora de la Organización
Mundial de la Salud en la Argentina.
Con la suma de los textos leídos y de los argumentos
escuchados, Alberto Fernández estableció una explicación teórica que le sirve
para fundamentar su posible decisión institucional de prorrogar la cuarentena
obligatoria desde el primero al trece de abril.
Ese argumento cartesiano se puede desmenuzar de la siguiente manera:
1. Para contener el contagio del coronavirus y saber su
nivel real de propagación es necesario mantener a la población 14 días seguidos
en cuarentena obligatoria. Es lo que recomienda la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
2. Los 14 días vencen el próximo 3 de abril. Por ende, de hecho, si se quiere conocer los niveles de contagio en la Argentina, la cuarentena debería ser extendida –sí o sí– hasta el 3 de abril incluido. Es decir: los 11 días de la cuarentena original –20 al 31 de marzo–, más los tres días restantes para completar las dos semanas que recomienda la OMS.
3. Entonces, el sentido de la cuarentena es aplanar la curva
y determinar el nivel de contagio. Y para ello es necesario un número
importante de tests en todo el país. Un informe confiable del número de casos
se procesa en –al menos– cuatro días seguidos. Ese cuadro estadístico
permitiría decidir los próximos pasos frente a la pandemia.
4. En el calendario presidencial, los 14 días de cuarentena
se cumplen el 3 de abril. Y se necesitan otros cuatro días para determinar si
la curva se aplanó o fue hacia arriba como sucedió en España e Italia. Alberto
Fernández recibiría ese dossier el 8 de abril en la quinta de Olivos. Ya es
Jueves Santo.
5. El informe del 8 de abril –fecha tentativa– permitirá
saber al Presidente cómo funcionó la cuarentena obligatoria. Si la clave es la
limitación del contacto social, y ese objetivo se cumplió en términos
generales, el nivel de crecimiento del coronavirus exhibirá su real ferocidad y
el probable daño que hará en las próximas semanas.
6. Alberto Fernández no tiene dudas de que el número de
contagiados crecerá en medio de la extensión de la cuarentena. Es un dato
obvio: se multiplicarán los testeos y hará más frío. Dos circunstancias que
juegan a favor del crecimiento de la curva de la pandemia.
7. Si el cronograma presidencial se cumple, Alberto Fernández tiene la posibilidad de levantar la cuarentena durante el fin de Semana Santa (del jueves 9 al domingo 12 de abril). No lo haría.
8. El jefe de Estado considera que el pico de la pandemia
será a principios de mayo. Entonces, no tiene sentido facilitar o adelantar ese
probable acontecimiento al permitir la libre circulación en espacios públicos
durante ese feriado largo.
Por esta sucesión lógica de hechos y circunstancias, que
analizó una y otra vez en Olivos, Alberto Fernández tendría decidido que la
cuarentena obligatoria debería prorrogarse del primero al trece de abril.
Al margen de la extensión de la segunda etapa de la cuarentena obligatoria, el Presidente decidirá este fin de semana si mantiene las excepciones previstas en su último Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), o si plantea variables por actividad o regiones.
“No lo tengo definido aún”, contestó Alberto Fernández cuando le preguntaron si podría excluir de la cuarentena a provincias que no tienen contagios o a determinados sectores de la producción que no activan o multiplican la propagación del coronavirus.
“Por ahora, cautela. Todo es muy delicado, y no podemos cometer errores por apurarnos”, concluyó el jefe de Estado.
(*) Periodista. Artículo publicado originalmente en Infobae