Jueves 12 de julio de 2007
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Política
Evita se salvó de choque de aviones
La esposa de Juan Perón estuvo a punto de perder la vida por una colisión entre aviones en Morón cuando partía en su viaje «del arco iris» rumbo a Europa.
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ace pocos días se cumplieron 60 años del viaje de María Eva Duarte de Perón a Europa. Hubo detalles que muy poca gente conoce y que podrían haber convertido el hecho en una verdadera tragedia, que hubiese cambiado la historia política del país. El avión de Iberia, un cuatrimotor Douglas DC4 fletado por esa compañía, estaba acondicionado especialmente para el viaje de la esposa del general Perón y todo su séquito. Se habían retirado las últimas filas de asientos, se dividieron los sectores con mamparas, se montó una antecámara y un dormitorio con cama matrimonial, escritorio, sillones giratorios, un sofá de tres cuerpos, entre otros elementos de lujo y confort. El avión arribó al aeropuerto internacional de Morón un día antes de la fecha de partida de la comitiva, y luego de una exhaustiva revisión mecánica y de seguridad por parte de las autoridades militares y policiales, fue estacionado en la plataforma central frente al edificio de la terminal, con custodia armada de soldados de la Séptima Brigada Aérea con asiento en esa aeroestación. La comitiva estaba compuestapor edecanes, dama de compañía, peluquero, modista, médico y un periodista del diario «Democracia»; su redactor de discursos y una intérprete, entre otros. Eva Perón había bautizado el viaje con el nombre de «Gira del arco iris» por la idea que tenía y, al llegar a España pronunció, «no vine para formar un eje sino sólo como un arco iris entre países». Supervisión El día de la partida, prevista para las 16 y 15 del 6 de junio de 1947, se hicieron presentes en la torre de control de ese aeropuerto -instalada en el octavo piso, coronando el edificio de esa terminal- un comisario de la Policía Federal y un comodoro de la Fuerza Aérea Argentina, para supervisar la operación de rodaje y despegue. En esa época -junio de 1947- no había grabadores que registraran todo el movimiento aéreo tanto de la torre de control como de Aproximación Baires, sino solamente un libro de guardia en el cual se consignaban los movimientos y novedades. Una vez todos a bordo, fue retirada la escalera de acceso al avión. Una persona, presuntamente de la custodia personal de Eva Perón, continuó saludando desde la puerta y no advirtió el retiro de la escalera. Dio un paso al frente y cayó desde una altura aproximada de tres metros, sufrió politraumatismos que impidieron su viaje, y la retiraron en una ambulancia de sanidad del aeropuerto. «Pasada la conmoción por ese mal momento, el piloto solicitó instrucciones para iniciar el carreteo a cabecera (hoy se denomina rodaje y ya no se usa el término ' cabecera de pista')», cuenta Osvaldo D'Agostino, asistente de torre en Morón. «La única pista del aeropuerto tenía una extensión de 3.200 metros, y durante el desplazamiento hacia la cabecera sur el viento era Norte 15 kilómetros. Se advirtió al comandante que 'un frente frío muy activo (o sea una tormenta con fuertes vientos) se desplazaba desde el Sudoeste, y que su paso sobre Morón coincidía con la hora estimada de salida'. Por eso insistíamos en activar el procedimiento de rodaje y despegue, o aguardar la rotacióndel viento para cambiar la dirección de despegue.» El comandante acusó recibo pero continuó con su rodaje hacia el Sur. A todo esto, la actividad del frente frío que se observaba con prismáticos desde la torre de control era muy intensa, con vientos arrachados; es decir ráfagas de gran intensidad que a veces se adelantan a una lluvia torrencial. Rotación «Una vez que finalizó la prueba de motores, el DC4 ingresó a la pista, tomó posición en cabecera, se autorizó su salida y comenzó la carrera para despegar. En ese momento el viento rotó al Sudoeste con ráfagas de 80 kilómetros por hora. La novedad se le advierte al comandante, pero éste no aborta el despegue y continúa su carrera, ahora con viento de tres cuartos de cola, una maniobra que se tornó sumamente peligrosa», relata D'Agostino. En la torre de control, desde el jefe al operador, así como los ayudantes y los supervisores contuvieron la respiración hasta el despegue. El avión corriótres mil metros y despegó, y de inmediato solicitó permiso para efectuar viraje a la derecha. El circuito de tránsito es hacia la izquierda; cualquier otra maniobra contraria debía ser autorizada. Giró a la derecha y la torre indicó a los aviones Avro Lincoln, destinados a escoltar la nave en que viajaba la primera dama hasta el medio del Río de la Plata, y que estaban esperando en la zona, que se retiraran a su base dado que la tormenta ya estaba sobre el aeropuerto. Pero algunos Avro no habían llegado a escuchar el mensaje. En ese momento, cuando el comandante o el copiloto del Douglas de Iberia debían informar como era norma su hora de despegue, cortó su mensaje y dijo: «Un momento Morón que se me viene un Lincoln encima». Ante esa advertencia de una posible colisión, la torre de control reiteró la orden a los Avro Lincoln de ascender de inmediato al tope de nubes, y el DC4 tomó rumbo a Montevideo. «En ese tiempo toda la operación era manual dado que no se contaba con radar alguno, y lo reducido de la actividad aérea comparada con la actual hacía posible un control tanto visual como por instrumentos, con los mayores márgenes de seguridad», explica D'Agostino. El DC4 continuó su ruta sin novedad e hizo varias escalas para arribar al aeropuerto de Barajas el 8 de junio de 1947. La gira europea de Eva Perón se extendió durante 64 días. Se dice que María Eva Duarte de Perón, gracias a haberse salvado de aquel accidente aéreo, volvió de ese periplo convertida en la Evita del mito. Pero el aeropuerto de Morón no se libró aquel día de tener una catástrofe. «Las autoridades nacionales permanecían en la estación aérea, incluso el presidente Perón, cuando tres de los cuatro Avro de la escolta se dirigieron a su base y uno volvió al aterrizaje en Morón, inició su aproximación a la pista 19, o sea de Norte a Sur, con fuertes ráfagas de vientos cruzados, y entonces desde la torre, ya próximo el final de su aterrizaje,le indicamos repetidas veces la fuerza y dirección de viento para que adoptara las medidas que aconseja la técnica de aterrizaje en esos casos. Pero una fuerte ráfaga lo sacó de su línea, rompió una rueda del tren de aterrizaje e impactó contra la pista. No se registraron víctimas pero el Avro Lincoln quedó destruido. La torre de control accionó la alarma de accidente y alertó al servicio contra incendio. Una jornada verdaderamente nefasta», finaliza el relato. (Ambito Financiero)
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