L
a intendenta de Paraná, Blanca Osuna, realizó un análisis del conflicto registrado los últimos días con los responsables del sindicato de empleados municipales y marcó los lineamientos que se seguirán en pos de reordenar la planta de personal. En ese sentido, expresó: "Estamos hablando de un efecto y consecuencia que los paranaenses injustamente han sufrido pero que en realidad es una batalla de algún modo que estamos dando desde el Municipio de Paraná por ordenar, por un lado, la planta de personal y, en segundo lugar, por una cuestión que podríamos llamar lo que para algunos de la conspicua dirigencia política sindical es la caja, caja que proviene del bolsillo de los trabajadores, caja que en el primer mes de gestión ha tenido objetivamente una baja de 570 mil pesos". A su vez, la titular del Ejecutivo municipal señaló: “No queremos ocultar este debate, sino transparentarlo. Este es el motivo que justifica semejante tensión con la dirigencia gremial y que ha traído a los paranaenses tantas molestias por la no recolección de los residuos, por parte de los trabajadores municipales que en la mayoría de los casos han sido víctimas de situaciones absolutamente injustas”. Por otro lado, Osuna se refirió al pago de módulos y horas extras. “No son materialmente cumplibles; en el caso de algunos trabajadores estamos hablando de 90 u 80 horas extras semanales, materialmente incumplibles”, dijo y agregó: "¿de qué hablamos entonces? Hablamos de aportes económicos que se les hacían a los trabajadores, que debían compartir con algunos referentes para mantener su estabilidad, entiendo yo, del sindicato. Entiendo digo, porque nosotros lo estamos investigando y porque hay denuncias que están operando al respecto”. En tanto, la jefa de la comuna reconoció algunos inconvenientes vinculados a las renovaciones de contratos de distintos empleados, cuestiones que serán subsanadas rápidamente. En tal sentido, aseguró que “hemos tratado de rectificar situaciones, y hemos sacado decretos en el día de ayer (jueves) que corrigen de la mejor manera posible, y con la mejor buena voluntad, esas situaciones; aunque creo que todavía perdura un temor que, inexplicablemente, subsiste a fuerza de presión de quienes -yo quiero advertirles- van a perder ese poder que no surge ni de la voluntad popular ni de la confianza de sus afiliados, sino de la presión, de la amenaza que llega al punto extremo de poner la estabilidad o continuidad laboral como condición de la firma de un dirigente sindical. Eso es inaceptable”, señaló.